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Invasión de "canguros"

Aumenta el interés de las jóvenes francesas y nórdicas por venir a aprender español

Acuden a cientos. Una docena de empresas traen a nuestro país anualmente centenares de jóvenes de distintos países europeos interesadas en aprender español trabajando como au pairs (canguros). El interés de jóvenes nórdicas y francesas por aprender español se nota tanto en los últimos años que se puede decir que el mercado está realmente en alza.

España ratificó el Acuerdo Europeo respectivo en 1988 comprometiéndose entonces a crear un organismo oficial que controlara este tipo de colocaciones. Ocho años después, aún se carece del mismo y el control sólo lo ejercen las propias empresas.

El de au pair es uno de los pocos empleos copados casí completamente por el sexo femenino en el que las francesas, alemanas, suecas, noruegas e incluso las islandesas se llevan la palma de todo el mercado de chicas europeas que trabajan como canguros en España. En verano las visitas, que duran entre mes y medio y tres meses, se duplican. Vienen a estudiar español al tiempo que enseñan otro idioma.

Desde que España ratificara el Acuerdo Europeo sobre la colocación Au Pair en 1988, firmado en Estrasburgo 20 años antes, muchas familias españolas se empezaron a animar a contratar chicas europeas para que cuidaran de los niños y repasaran con ellos el inglés, el francés o el alemán durante unas horas al día. A cambio, las acogían como un miembro más de la familia y les ayudaban a practicar el español.

"Se ha notado en los últimos tiempos un aumento del interés por el idioma español en Europa", cuenta Paloma Sierra, di rectora de RCI (Club de Relaciones Culturales Internacionales), "y, en general, este tipo de acuerdos entre familias y jóvenes suelen funcionar bien. Se dan pocos casos de abusos por parte de las familias, como cuando les hacen trabajar en la casa más de lo acordado". RCI es una de las empresas con mas solera en este terreno -se creó hace 25 años-, trae unas 300 au pairs europeas durante el año y unas 400 en el verano.

Integración familiar

Estas jóvenes se comprometen normalmente a ayudar un poco en tareas ligeras relacionadas con el cuidado de los niños como hacer sus camas o darles la comida, "pero la au pair no está para hacer nada más en la casa porque se trata de un intercambio cultural y la idea de estos programas es que las chicas se integren en la vida familiar", señala Fernando Arredondo, director de Norton Brokers, otra de las empresas con más tradición en el sector, con ocho años de experiencia, y que trae anualmente a más de 300 au pairs de diferentes países de la Comunidad Europea a distintas ciudades españolas.

Y es que, de momento, no existe ningún organismo oficial español que se dedique a controlar este tipo de colocación, "que no es ni de estudiante, ni de trabajador, pero participa a la vez de ambas categorías", tal y como señala el texto firmado en Estrasburgo.

El vacío legal preside en España el fenómeno de las au pairs. Cuando el Gobierno español ratificó el acuerdo europeo, se publicó en el Boletín Oficial de Estado que España designaría un organismo público que se encargara de todo lo relativo a la colocación au pair "en el momento en el que se pudieran adoptar las medidas prácticas para la aplicación del Convenio". Hasta la fecha."Las familias españolas tienen que convencerse de que no se trata de un servicio doméstico, como pretenden algunas", explica Arredondo, "aunque se ha notado últimamente que este tipo de intercambio se va popularizando en España y hay más estudiantes europeos interesados en aprender el idioma y conocer el país".

Según el acuerdo europeo, el tiempo que dedican estas chicas a atender a los niños o enseñarles inglés no puede ser superior a cinco horas diarias. El resto de la jornada la suelen dedicar a acudir a clase o salir. "El único problema que se plantea", señala el representante de otra de estas empresas, "es que se están trayendo chicas de países del Este para que trabajen, en teoría, como au pairs, pero a la hora de la verdad se trata muchas veces de un servicio doméstico encubierto y realmente barato. No existe ningún control ni registro de estos casos, aunque se sabe que ocurren".

Pocas británicas

"Las anglosajonas s e siguen resistiendo a aprender nuestra lengua", explica Beatriz Santo Tomás, socia fundadora de la empresa Telebaby, que lleva cuatro años colocando au pairs en hogares españoles. "Existe bastante demanda de chicas de países del Este como Checoslovaquia o Hungría", añade esta profesional, "pero, en general, la demandas de jóvenes procedentes de todos los países han aumentado progresivamente desde que nosotros empezamos a trabajar".

Una excepción es el caso de la británica Rosy Lloyd Smith. Tiene 19 años y, aunque no es la primera vez que visita España, se estrena este verano como canguro en nuestro país. Cuenta que le ha llamado la atención la amabilidad de sus vecinos y lo buena que está la comida. Ha venido con la idea de practicar español antes de empezar la carrera de Estudios Hispánicos el próximo curso."La mejor manera de aprender el vocabulario coloquial es en una familia. Sale más barato y no tiene nada que ver con lo que estudias en los libros", dice Rosy en un español bastante fluido, al que ya ha incorporado coletillas como "sabes" o expresiones como 'muy chulo". "Me gustaría repetir el año que viene", afirma convencida, "porque además me ha gustado mucho el ambiente de las noches de Madrid, que no tiene nada que ver con las de Inglaterra".

"También vienen pocas norteamericanas, aunque a menudo se reciben solicitudes de chicos de esta nacionalidad a los que resulta prácticamente imposible colocar de au pair, porque los padres españoles siguen prefiriendo a las mujeres", cuenta Santo Tomás."Las inglesas que vienen a España como au pairs no, están dispuestas a hacer en las casas ni la mitad de lo que se les exige a muchas españolas por esos países, tareas como limpiar la casa o incluso hacer la comida", añade. "Aquí tienen la ventaja, de la que las españolas carecen en el extranjero, de que las familias están muy interesadas en que enseñen inglés a los niños".

Más que una simple niñera

Los padres de Isabel Pardo, una niña madrileña de nueve años, querían "una au pair que no fuera sólo una niñera, sino alguien capaz de encarrilar a la niña un poco con el inglés" dice su madre. Es el primer verano que cogen una chica -inglesa- y están muy satisfechos. "Se queda con la niña si tenemos que salir, repasa con ella el idioma, pero no hace nada en la casa que no sea ayudar a poner la mesa, como el resto de la familia". La mayoría de estas au pairs tienen entre 18 y 25 años (aunque el acuerdo europeo marca la edad entre 17 y 30 años), son estudiantes o acaban de finalizar su carrera universitaria, y pertenecen a familias de clase media. Suelen hablar dos o tres idiomas, aprendidos en el colegio, y tienen conocimientos básicos de español. Las familias les proporcionan una habitación propia (aunque el acuerdo no obliga) y unas 7.000 pesetas a la semana para gastos. El viaje corre a cuenta de ellas. La familia, española les suele pagar la mitad del seguro privado con el que vienen, aunque algunas veces incluso les regalan el viaje.

Las parejas españolas que cogen una au pair, suelen rondar los 40 años de edad, normalmente trabajan tanto el hombre como la mujer y son de clase media-alta. Muchas de estas familias repiten la experiencia año tras año, incluso durante ocho o nueve consecutivos.

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