Bayo causó baja en la Guardia Civil, pero cobra una pensión

Felipe Bayo Leal, acusado por varios compañeros del secuestro y asesinato de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala junto al ex sargento Enrique Dorado Villalobos, causó baja en la Guardia Civil en noviembre de 1987, según informó ayer a Europa Press un portavoz del instituto armado.Bayo, no obstante, sigue cobrando una pensión que le concedió el tribunal médico militar. Los médicos dictaminaron la inutilidad del agente para el servicio activo por pérdida de aptitudes psico-fisicas".

El portavoz de la Guardia Civil no pudo concretar la enfermedad que padece Bayo, pero éste declaró durante el juicio por torturas a Joaquín Olano, celebrado en 1992, que padecía problemas psiquiátricos.

Tanto Felipe Bayo como Enrique Dorado fueron condenados por torturas a Olano, junto a otros tres miembros del instituto armado. Manuel Barroso y José Domínguez Tuda fueron indultados en marzo pasado de la pena de inhabilitación por el Co7nsejo de Ministros a propuesta del ministro de Justicia e Interior, Juan Alberto Belloch.

Expulsado

El sargento Dorado vio denegada su petición de indulto y fue expulsado de la Guardia Civil en junio pasado. Las peticiones de Bayo y del quinto condenado, Manuel Macías, están pendientes de resolución, según informó un portavoz de Justicia e Interior.La dirección del instituto armado intentó evitar la expulsión del sargento Dorado y conseguir antes que un tribunal médico militar le declarara "inútil" para el servicio, lo que le hubiera permitido seguir cobrando una pensión como en el caso del guardia Bayo. La maniobra fracasó por la oposición del entonces ministro de Defensa, Julián García Vargas.

Bayo y Dorado fueron condenados también en 1989 por el robo a una tienda de ropa de Irún (Guipúzcoa) y tenencia ilícita de armas junto a un tercer guardia. El sargento fue sentenciado a más de seis años de cárcel en total.

Los tres guardias fueron sorprendidos y detenidos de madrugada por agentes de la Policía Municipal de Irún en la tienda de prendas de vestir. Alguno de los agentes ha sostenido en privado que no se trataba de un robo y que fueron víctimas de una encerrona.