"Me desperté una noche y empecé a imaginar"
"Hace años hice una escultura en alabastro, titulada Montaña vacía. Me desperté una noche y empecé a imaginar la posibilidad de trabajar directamente en una montaña. Pero me pareció imposible. Pensé que era una locura, a mi edad, ese sueño. Yo no conocía entonces Tindaya, ni había estado en Fuerteventura".
Pregunta. Entonces pensó usted cómo se podía materializar ese sueño.
Respuesta. Exacto. Pensé: hay mucha gente que trabaja en la montaña, sacando la piedra, sin darse cuenta de que cuando sacan la piedra, están metiendo el espacio dentro de la montaña. ¿Por qué no dirigirlos? El espacio que quedase dentro sería muy especial. Ese espacio lo dedicaría como homenaje al hombre, a lo que tenemos en común todos los hombres.
P. En 1985 usted lo comentó en público y creo que tuvo una cálida respuesta.
R. Sí. Fue una entrevista en Francia. Me surgieron montañas por todas partes: en Sicilia, en Finlandia, en Suiza. A Sicilia, por ejemplo, fui con el ingeniero José Antonio Fernández Ordóñez, pero la montaña no servía. Y el lugar no era tan excepcional como Tindaya. Es una aventura de muy largo recorrido, de años, y hay que trabajar en equipo, un proyecto que haremos entre muchos.
P. ¿También ha influido en este proyecto su cercanía a la poesía?
R. Claro, la referencia a Jorge Guillén es obligada. Conocí a Guillén en Boston, cuando yo estaba de visiting professor en Harvard. Cuando murió, quise hacerle un homenaje; para ello releí toda su obra, y encontré un verso en Cántico, "lo profundo es el aire", que me pareció clave para unir su obra a la mía. De ahí surgieron seis esculturas. Una está en Zabalaga [la fundación en que Chillida está trabajando para su próxima inauguración], y podría ser el modelo adecuado para la intervención en la montaña Todo este proceso llevaba años ocurriendo sin yo saber adónde me iba a llevar.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.