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Crítica:30º FESTIVAL DE JAZZ DE SAN SEBASTIÁN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Diálogo chispeante

Una inoportuna gastroenteritis dejó varado a Joe Henderson en Pescara (Italia) y la organización donostiarra tuvo que improvisar, con el más puro espíritu jazzístico, una alternativa de peso para cubrir la falta. -El remedio de urgencia, del todo efectivo, permitió asistir a un inusual -espectáculo denominado An evening with two pianos, que reveló las infinitas posibilidades de dos teclados unidos no sólo. por una evidente camaradería personal, sino por calidades técnicas parejas y fi losofias estilísticas plenamente compatibles. Kenny Barron más Mulgrew Miller no dio el resultado de una suma inocente, sino el de una endiablada operación con valores infinitos. Abrieron con un precioso vals compuesto por Dave Brubeck, In your own sweet way, que franqueó la entrada a su fantástico mundo expresivo sin necesidad'de calentar motores. Pocos minutos más tarde la al tura era ya de vértigo. En Softly as in a morning sunrise, el compenetradísimo tándem invocó a los pioneros en pasajes de stride renovado e intercambió grupos de cuatro compases con la elocuencia y claridad de los disertadores en estado de gracia. Era como ver bailar a Fred Astaire y Ginger Rogers, como asistir al más chispeante diálogo de una comedia de Lubitsch. La incorporación del contrabajista Reggie Johnson, con su aspecto de escriba egipcio, y del batería Ben Riley, con su luenga barba de astrónomo antiguo, completó un cuadro de extraordinaria nobleza.A causa de la indisposición de Henderson, el joven saxofonista James Carter se vio empujado a una palestra que todavía parece venirle algo grande. Dicen que llega para conciliar esos dos mundos que la ignorancia todavía se empeza en dicotomizar, el de los tradicionalistas y el de los innovadores, y tiene a su favor un apabullante dominio de todos los resortes técnicos: puede derretir en los tempos ultralentos invocando al baladista supremo, Ben Webster, y puede gritar ronco y descarado como los tórridos bregadores tejanos. Apela al sentido del humor ácido de los músicos libres de los años sesenta y tiene la curiosidad arqueológica de los revisionistas herméticos. La jornada había empezado con el recital a piano solo de Kenny Barron en el Salón de Plenos, inmerso en el silencio solemne de las grandes ocasiones. Sus manos fueron estrechando las de la plana mayor del pianismo jazzistico, de Fats Waller a Cecil Taylor, en gestos conciliadores pero nunca condescendientes. Cada nota llevaba su sello personal.

Kenny Barron, James Carter Quartet

Kenny Barron (piano solo), An evening with two pianos, Jarnes Carter Quartet. Salón de Plenos y plaza de la Trinidad. San Sebastián, 23 de julio.

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