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Los republicanos desmantelan la protección del medio ambiente lograda en EE UU en 25 años

En seis meses, el Congreso -dominado por los republicanos- ha aprobado proyectos de ley que buscan desmantelar las disposiciones sobre protección medioambiental logradas en los últimos 25 años. El celo liberalizador parece haber llegado demasiado lejos y en la opinión pública, incluidos los votantes conservadores, aparecen ya señales de irritación por la política de tabla rasa. El presidente Clinton ha decidido asumir una posición de combate contra la ofensiva republicana y amenaza con vetar las leyes contrarias a las exigencias de conservación.Los ataques más firmes en el Congreso se han dirigido contra la ley de Protección de las Especies Amenazadas y la ley de la Limpieza de Aguas. La versión aprobada por la Cámara de Representantes dejaría las manos libres a las industrias y los ayuntamientos para incrementar su capacidad de contaminación impune. El nuevo proyecto otorga a los jueces la facultad de anular legislación sobre medio ambiente en caso de que altere el equilibrio costes-beneficios.

La ley de Protección de las Especies Amenazadas, una de las más exigentes del mundo, fue aprobada hace 22 años. En el debate que el Senado mantiene sobre su revisión, una de las propuestas establece la anulación de las amenazas de multas y cárcel para quienes destruyan el hábitat de una especie en peligro.

También se prevé la desaparición del objetivo de "conservar los ecosistemas de los que dependen las especies en peligro de extinción". Los grupos de presión que representan a la industria de la madera, las explotaciones mineras, la ganadería y la construcción han apostado por la revisión legal.

La opinión pública puede jugar un papel determinante en el futuro de estas leyes: una reciente encuesta del grupo Times Mirror asegura que el 78% de los estadounidenses creen que el Gobierno debe hacer todo lo posible para proteger el medio ambiente. Sólo el 22% piensa que se ha ido demasiado lejos, en los últimos 25 años, en las normas de protección. En los Estados más conservadores, la mayoría de los electores, incluso los que votan a los republicanos, no quieren que se desmantele el cuerpo legislativo que exige agua y aire limpios y que vigila para que no se destroce la naturaleza.

La Casa Blanca no ha esperado a que concluya el debate de los proyectos de ley y ha anunciado ya una lista de factores que podrían provocar el veto de Clinton. La administración y las asociaciones de defensa del medio ambiente están de acuerdo en liberar de burocracia y requisitos sin sentido a la legislación, pero sin ir más allá.

El mensaje parece haber calado: el Senado empezó a discutir la pasada semana la reforma de las leyes medioambientales, y en los borradores del debate se suavizan las propuestas más radicales, por inspiración directa del republicano Bob Dole, probable candidato presidencial. Clinton ha dejado entender que podría firmar nuevas leyes con modificaciones razonables.

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