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Beteta reduce a la mitad el plan contra el paro al tropezar con los 'despilfarros de Leguina'

Javier Casqueiro

Antonio Beteta, el consejero de Hacienda de la Comunidad de Madrid, que dirige Alberto Ruiz-Gallardón, se ha tropezado con que debajo de las alfombras del Gobierno de Joaquín Leguina había algo másque suelo. Algo más que sintasol. Beteta ha encontrado, según datos que ayer reveló "irritado" al Parlamento, las pruebas "del despilfarro". El consejero del PP denunció que la Comunidad, en estos momentos, no tiene competencias para acceder a la gestión del 15% del IRPF, en contra de lo que prometió el PSOE; que la Consejería de Salud se gastó más de 10.000 millones no presupuestados, y que la de Hacienda operó en el mercado de las divisas internaciones sin ningún tipo de cobertura.

La comparecencia, a petición propia, de Antonio Beteta para explicar a la Cámara regional el programa económico del PP acabó tensa. El consejero desarrolló casi mecánicamente en su discurso -57 folios- las 164 medidas de su contrato programa con los electores. Pero aguardó a la parte final, en las réplicas y contrarréplicas, para romper el pacto de elegancia suscrito en el aire entre PSOE y PP para hacer del trasvase de poderes de la Comunidad de Madrid una alternancia modélica.Beteta argumentó en su favor no poder mentir a las taquígrafas de la Asamblea que registran el acta de las sesiones. Considera que el escenario económico que le ha dejado el PSOE es "catastrófico", "alarmante" y "muy grave". Y justificó precisamente en esa radiografía la reducción de su prometido plan de choque contra el paro en un 50%. "Empezará este año, pero con menos fuerza de la deseada", concluyó.

El plan de choque contra el paro era la estrella del programa del PP, como ayer apostilló la oposición. Beteta ratificó que en lo que queda del año 1995 ya no podrá reservar los 15.000 millones que quería para inversiones encaminadas a generar empleo. La partida se limitará a 7.500 millones. Y se justificó: "Los intereses de la deuda de la Comunidad van a superar en 7.000 millones la cantidad prevista para dicho concepto en 1995, que asciende a 38.774 millones, produciéndose una desviación del 20% sobre la cantidad anotada".

El asunto de la deuda de la Comunidad se ha convertido en el culebrón que amenaza con no cuadrar jamás. En los últimos años, el PP ha convocado periódicas conferencias de prensa para aumentar, paulatinamente, el monto de esa deuda. El Gobierno anterior nunca reconoció esas cifras, que empezaron por varios cientos de miles de millones, llegaron más tarde al medio billón y ayer se situaron en una nueva cota: 640.000 millones. El PP incluye en ese apartado facturas pendientes de pago por parte de la Comunidad, aunque nunca resta las que otras administraciones y privados deben al Gobierno regional.

No exactamente nunca. Ayer Beteta anunció, por ejemplo, que el Ayuntamiento de Madrid, gobernado también por el PP, como ahora la Comunidad, abonó el pasado viernes en la caja autonómica parte de la deuda que mantiene desde hace años con la Administración regional. Son sólo 3.225 millones, pero PSOE e IU consideran "milagrosa" la rapidez con la que el equipo de José María Álvarez del Manzano ha saldado ese impago precisamente dos semanas después de que Ruiz-Gallardón haya tomado posesión de su cargo.

Beteta reflejó ayer varios momentos de indignación ante las sorpresas que su equipo -"con dos miembros del cuerpo de élite del Tribunal de Cuentas"- ha observado al analizar la situación económica de la Comunidad. La primera es que Madrid no está en disposición de acceder -por falta de suficientes competencias- a la gestión del 15% del impuesto de la renta de las personas físicas (IRPF), logro que el PSOE había incluido en la, Ley de Presupuestos en curso. Económicamente, administrar ese tramo del IRPF no supone mucho dinero, unos 6.000 millones de pesetas, partida que ahora se rebajará a la mitad.

El dinero que otras administraciones deben a la Comunidad, por convenios o impuestos pendientes, asciende a 53.088 millones; 16.500 corresponden a la deuda sanitaria. Beteta denunció ayer, aprovechando esa percha, que la Consejería de Salud, dirigida hasta mayo por el socialista Pedro Sabando, se había gastado más de 10.000 millones que no figuran en ningún presupuesto.

Beteta avanzó, asimismo, que Hacienda había previsto obtener unos 33.762 millones por el impuesto de donaciones y había recaudado hasta ahora 19 millones. Puso más ejemplos de desfases entre previsiones e ingresos de diversas tasas, pero ninguno tan abismal.

También comentó algunas extrañas operaciones financieras de la Comunidad en el mercado internacional de las divisas (monedas extranjeras). Beteta ha comprobado que la Consejería de Hacienda, dirigida por el socialista Ramón Espinar -ayer ilocalizable-, solicitó un préstamo de 30.000 millones de yenes sin ningún tipo de cobertura (seguro sobre el tipo de cambio de la moneda para que ésta no devalúe o sobrevalore sin control). Definió la operación como "jugar a la ruleta rusa". Analistas consultados por este periódico verificaron que ese tipo de "arriesgadas" operaciones han sido frecuentes en bancos españoles que han perdido mucho dinero por aventurarse ante el señuelo del bajo tipo de cambio japonés (ayer, del 1%) frente al elevado (9,25%) español.

Beteta admitió que el prometido ahorro de 538 millones por la reducción de altos cargos se quedará en 234 porque 23 de los 47 subdirectores a suprimir son funcionarios, y 13 de los 51 directores generales, también.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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