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Los serbios amenazan con tirar contra los 'cascos azules' si intervienen aviones de la OTAN en Zepa

Las tropas serbias frente a Zepa reanudaron ayer por la tarde el bombardeo del enclave oriental bosnio y advirtieron a la ONU que dispararán contra las instalaciones de los cascos azules ucranios desplegados en la zona si los aviones de la OTAN vuelven a sobrevolarla. Para demostrar que sus amenazas van en serio, los serbios han minado los alrededores del acuartelamiento en el que permanece la mayoría de los 79 soldados ucranios desarmados el domingo por los defensores bosnios, según ha informado el portavoz de la ONU en Sarajevo, Alexander Ivanko. El Gobierno bosnio hacía ayer un desesperado llamamiento aireando internacionalmente la pregunta "¿Quién está protegiendo Zepa?".

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Muchas de las 15.000 personas que pueblan Zepa, zona segura según las Naciones Unidas, se han dispersado por las colinas vecinas al núcleo urbano para guarecerse del asalto final en cuevas excavadas por los partisanos durante la II Guerra Mundial.Las tropas de los radicales serbios -tanques e infantería, concentrada ésta en el suroeste del enclave- atacan Zepa por segundo día consecutivo y desde tres puntos diferentes, pero sin avanzar. Los soldados bosnios que defienden el pequeño territorio están agrupados, con lo que la ONU califica de "exiguo armamento", en tomo a las instalaciones de los cascos azules, que a su vez pretenden utilizar como escudo.

El enclave ahora bajo renovado ataque es la más pequeña de las tres bolsas musulmanas existentes en el este de Bosnia antes de la caída, el martes pasado, de la también zona protegida de Srebrenica. De aquí, y antes del asalto decisivo de los serbios, habrían conseguido escapar cerca de tres mil soldados del Ejército bosnio, según informó ayer Radio Sarajevo. Una parte, según esta versión no confirmada, ha conseguido alcanzar sus propias líneas en la zona próxima a Tuzla, al amparo de la oscuridad y después de un viaje a pie de más de 40 kilómetros. Otros habrían sido rodeados en una emboscada y aniquilados por las tropas serbias, a pesar de ataques artilleros bosnios en zonas próximas para distraer la atención de sus enemigos.

En la ciudad norteña de Tuzla se hacinan ahora más de 23.000 personas -ancianos, mujeres y niños- expulsadas de Srebrenica por los serbios y cuya situación ha tenido oportunidad de calibrar durante el fin de semana la comisaria europea para la ayuda humanitaria Emma Bonino.

Las tropas de Radovan Karadzic dispararon ayer con morteros y forzaron la retirada de un convoy médico de las Naciones Unidas que había obtenido previamente su permiso para dirigirse desde Belgrado a Bratunac, localidad serbia próxima a Srebrenica, y evacuar a 46 musulmanes heridos durante el ataque de las fuerzas serbias contra Srebrenica.

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Crímenes de guerra

Los ultranacionalistas de Pale mantienen que los detenidos tras su asalto a Srebrenica lo son exclusivamente para su interrogatorio. "Estarnos buscando entre ellos a personas cuya identidad conocemos y que han cometido en los últimos años crímenes horrendos contra civiles serbios de zonas próximas, crímenes de guerra que tenemos perfectamente documentados", según un asesor próximo al líder serbobosnio Radovan Karadzic. "Todos los demás quedarán pronto en libertad".

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