Noche de Polémica en la Cour d'Honneur
Jérôme Deschamps y Macha Makeieff presentaron en la Cour d'Honneur del Palacio de los Papas de Aviñón, su espectáculo Les pieds dans l'eau. Teatro lleno, a rebosar. Público mayoritariamente festivo, que aplaudió muchas escenas y vitoreó a los cómicos una vez terminado el espectáculo. Otra parte del público, minoritaria, manifestó su disgusto, más por la programación del espectáculo en la Cour -por la, en cierto modo, violación de la Cour- que por la actuación de los intérpretes, silbando ostensiblemente al final del espectáculo.Noche, pues, polémica. Comprensiblemente polémica. Personalmente, me importa un pimiento que en la Cour d'Honnour, ese espacio sagrado, se represente un espectáculo "poco serio", como ese de Deschamps / Makeieff, en el que vemos a unas criaturas que viven en chabolas y hacen una guarrada tras otra. También me resulta indiferente el que unos payasos ocupen ese espacio sagrado.
En la Cour d'Honneur cabe todo: desde Charlie Rivel hasta Jean Genet. Desde la payasada elevada a la cima del arte hasta Les paravents, esa obra de Genet sobre la guerra de Argelia que, en su día, escandalizó a un sector de los franceses. Decía Vitez que los teatros nacionales de Francia están ahí para albergar el honor y también el deshonor de la nación.
Ostentación de flaqueza
En lo que ya no estoy tan conforme es en la decisión del festival de programar, en la Cour d'Honneur o en cualquier otro espacio, un espectáculo como Les pieds dans l'eau, estrenado en Nimes en 1992.
Ver en la Cour d'Honneur un espectáculo que un par de años antes hemos podido contemplar en París, en Manchester, en Sète o en Nantes, no me parece algo serio. El festival está en su derecho de jugar la carta del repertorio, mostrar un espectáculo de Pina Bausch de los años setenta, un clásico, pero programar un espectáculo de Deschamps / Makeieff como el ofrecido es hacer ostentación de su flaqueza, de su imposibilidad de mantener alto el listón, en lo que a la programación, a la creación se refiere.
En cuanto al espectáculo, poco tengo que decir. Deschamps / Makeieff hacen gala de un humor muy personal, basado en un lenguaje que asocia el ladrido, la onomatopeya y el exabrupto; con una maestría corporal apabullante y algunos gags originales. Un buen espectáculo que recuerda a los anteriores, pero no los supera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.