Cuatro pájaros imposibles
ENVIADA ESPECIAL Un pub irlandés, un bar en una carretera norteamericana, una sesión de madrugada en un cabaré berlinés y un tugurio atiborrado en algún rincón de Los Ángeles, fueron los sitios a los que se sintió transportado el público del Festival de Jazz de Montreux el lunes con un cartel compuesto por las actuaciones de Van Morrison, Nick Lowe y Marianne Faithfull e Ice-T.
Tomando prestado el título del último disco de Lowe, An impossible bird, se puede decir que esa noche salieron a escena cuatro pájaros imposibles, cuatro embajadores de lo imaginario, cuatro fragmentos del puzzle siempre incompleto del arte.
Sobresalieron sin duda en este aspecto y en sus dos extremos las actuaciones del irlandés Van Morrison y el rapero Ice-T, dos personajes verdaderamente impactantes. Morrison se encuentra en el mejor momento de su vida para interpretar ese tipo de blues en los que es maestro. Hablando desde el otro lado de la existencia, con la distancia sabia y escéptica que dan los años, Morrison arrastró al público a una agridulce melancolía sensual y algo amarga.
Más tarde, en otra sala, Ice-T, acompañado al final por el grupo Body Count, descargaba toneladas de agresividad en un cóctel explosivo de rap y thrash metal. Ice-T es un cantante inteligente y con coraje, lo que le permite proclamar sin pelos en la lengua sus ideas sobre el racismo, la justicia, el sexo y la violencia.
Entre esas dos corrientes poderosas, discurrieron las aguas más tranquilas, turbias o cristalinas de la británica Marianne Faithfull y el americano Nick Lowe. Este último ofreció un country rock sincero y sin ínfulas. Una música tocada con placer y sentimiento por el puro gusto de hacerla. Un soplo de brisa campestre. Faithfull, por el contrario, invocó de forma no deliberada el espíritu del más puro espectáculo de cabaré berlinés, encarnado en su voz ronca y aguardentosa y con un cigarrillo siempre a mano.
Es una mujer de biografía atormentada y absolutamente privilegiada a la vez, por haber vivido en el centro y la gestación del rock británico, hundida después en la vorágine de las drogas. Reaparece ahora surgida de sus cenizas, con mensajes que son la historia íntima de las dos últimas generaciones. Viejos. temas de su repertorio como Guilty, Ruby Twesday o Broken English se alternaron con otras más recientes de su último álbum, A secret life. Una vida secreta de la que habla sin pudor y sin remordimiento.
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