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Los científicos españoles están a favor de regular a biotecnología

Minimizan el riesgo de la ingeniería genética para el ambiente y la salud

Los científicos, suele pensarse, son reacios a cualquier norma que restrinja su labor investigadora. Esa creencia es infundada, al me nos en España, según un estudio del Centro Superior de Investiga ciones Científicas (CSIC) sobre percepciones y actitudes realizado entre expertos relacionados con la ingeniería genética y la biotecnología: la práctica totalidad de los entrevistados se declaró a favor de regular la liberación al medio ambiente de organismos genéticamente modificados.

De modo general, el estudio ejecutado por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) revela que los expertos en dichas materias comparten consensos bastante amplios, como se deduce del rechazo rotundo a la eugeliesia (selección artificial de los individuos me jor dotados), la valoración como mínimo del riesgo para el medio ambiente y la salud de las aplicaciones de la biotecnología y la ingeniería genética, aparte del mencionado apoyo a la regulación de la experimentación.Los datos recogidos por el IESA; centro que depende del CSIC, vienen a completar la información suministrada por el Eurobarómetro de 1993, encuesta de alcance europeo que desveló que los ciudadanos españoles son de los que más confianza depositan en los dones y promesas de la biotecnología y la ingeniería genética, en claro contraste con la actitud mucho más reticente de los pueblos de la Europa del Norte. Al mismo tiempo, los españoles registran uno de los niveles más bajos de la UE en conocimientos acerca de esas materias, de acuerdo con el Eurobarómetro.

Con el fin de contrastar los datos de la población general con la opinión de expertos potencialmente interesados en los usos de la manipulación genética, los investigadores del IESA confeccionaron un cuestionario dirigido a cuatro colectivos: biotecnólogos del sistema público de investigación; médicos de departamentos universitarios del área de medicina; biotecnólogos empleados en la industria, y periodistas científicos.

Cotejando las opiniones de los expertos con las del pueblo llano surge que los médicos y los biotecnólogos de la industria tienen la valoración más positiva de la ciencia y tecnología (97,3%, de los entrevistados a favor, frente al 62,2% de la población). Los facultativos son los que más creen que el desarrollo de, la energía nuclear aumentará la calidad de vida, Y los que menos peligros asocian a la. manipulación genética. En cambio, los periodistas científicos resultan los, menos seducidos por las promesas de las técnicas genéticas, pero de forma matizada, pues en conjunto, la mayoría de estos colectivos valora como escaso el riesgo de esas prácticas, en franco contraste con la población común, que sí les asigna un mayor nivel de riesgo.

Políticos y sindicatos

Otro rasgo de interés es el grado de confianza que inspiran las instituciones como fuentes de información sobre tales temáticas. La mayoría de los expertos otorgó la máxima fiabilidad a las universidades y centros de investigación, en tanto que partidos políticos y sindicatos fueron percibidos como los menos fiables, lo que refleja "el escaso protagonismo de esas instituciones en ciencia y tecnología", interpreta José Luis Luján, autor del estudio junto con Luis Moreno.Expertos y ciudadanos coinciden en otorgar poco crédito a la Administración en estos temas,pero difieren en cuanto a la fiabilidad dada a ecologistas y organizaciones de consumidores, que no gozan de alta es tima entre los experrtos (que les asignan, en una escala de 0 a 5 de menor a mayor fiabilidad, apenas 1,27 puntos).Esta circunstancia choca con. la elevada confianza que reciben esos grupos por la población general, que confiere la máxima confianza a ecologistas y consumidores, por delante de las universidades, datos que evidencian el diferente calado de la prédica ecologista en la opinión pública.

De inestable califica Luján la paradójica combinación de poco conocimiento sobre las tecnologías génicas con la mucha confianza en estas mismas que registra la población española. Para el investigador del IESA, esa asociación indica que la actual pasión de los españoles por la ciencia y tecnología no puede considerarse base sólida para la planificación, "ya que cualquier suceso inesperado podría alterar esa fe sumamente volátil".

A juicio de Luján, lo más llamativo de ambos estudios consiste en que muestran un panorama bastante uniforme de percepciones de la biotecnología y la ingeniería genética, no evidenciándose aquí la fractura entre científicos y población general que sí se da en países como Alemania, donde los expertos confían en la ciencia y los ciudadanos recelan de ella.

Una explicación del fenómeno radica en la falta de debate social acerca de estos temas, en. parte debido a que en España tienen una menor repercusión económica, por ahora", interpreta el autor del trabajo.

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