El misterio de las hemerotecas
Carlos Ortega anunció ayer que a partir de octubre los fondos depositados en la Hemeroteca Nacional -sita en la calle de la Magdalena de Madrid- volverán a la sede central del paseo de Recoletos. Hasta ahora se conservaba en la Biblioteca Nacional la prensa diaria sólo hasta 1945 y el resto, en el edificio de la calle de la Magdalena, que pasará a otros servicios.La Biblioteca Nacional, que recibe unos 500.000 documentos al año, cuenta con cuatro millones de monografías y ocho millones de documentos, a los que hay que añadir otros siete millones depositados en el almacén de Alcalá de Henares.
El problema con las publicaciones periódicas sigue siendo que sólo se conserva una de las ediciones diarias, por lo que Ortega está de acuerdo en recomendar prudencia a los políticos que claman: "Eso que dijo usted está en las hemerotecas".
La solución, para el director de la Biblioteca Nacional, consiste en utilizar todos los medios que las nuevas tecnologías ponen a su alcance, pudiendo conservar hasta 50 ediciones en tiempo real.
La incógnita de si la informática sustituirá a las bibliotecas, que quedarían en simples depósitos referenciales, está siendo discutida estos días en San Lorenzo de El Escorial, en el curso que dirige Carlos Ortega.
Aunque parece un tema lejano a la luz de la polémica sobre el Archivo Histórico de Salamanca, Ortega cree que, en el fondo, lo importante es que la cultura de un país pertenece a todos y su obligación es que a ella acceda un número cada vez mayor de personas. Sobre el traslado de los fondos de Salamanca, Ortega se manifestó en su día con rotundidad: "Las colecciones deben permanecer unidas", dijo.
Otro interesante proyecto de la Biblioteca Nacional es el Museo del Libro, que se inaugurará en octubre dando por terminada la reorganización general del edificio. Será un museo interactivo, en el que se recogerá la historia del libro desde sus orígenes. Ortega insiste en hacer un llamamiento que repite siempre que tiene la menor oportunidad. En España, a diferencia de otros países, no es habitual el legado de documentos o bibliotecas privadas y debe incrementarse.
La Biblioteca Nacional ofrece un trato cuidadoso por parte de los expertos y la satisfacción para el donante de que el legado va a ser utilizado por todos. Se devuelve a la sociedad lo que la sociedad ha dado.
El poeta Carlos Ortega pone además de manifiesto su entusiasmo por la labor que realiza, aunque reconoce que lleva un año sin escribir y, lo que es más curioso, casi sin leer.
Babelia
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