Extradición europea
EL AZOTE del terrorismo ha sensibilizado a España en todo lo referente a las normas de extradición y asilo vigentes en la Europa unida. El interés de España ha sido, obviamente, que esas normas no favorecieran la impunidad de los activistas de ETA en una comunidad de Estados democráticos como la que forma la Unión Europea ni fueran un obstáculo para su entrega. Ahora, el Gobierno español pretende aprovechar su presidencia europea para impulsar un nuevo convenio de extradición, que sustituya al promulgado en París en 1957, al que España. se adhirió en julio de 1979 tras la llegada de la democracia.De entonces acá la Europa común ha sufrido. transformaciones importantes. Sus seis socios iniciales son ahora 15 y su horizonte se sitúa a más o menos largo plazo en, un espacio común con capacidad de acoger a 27. Se han reducido drásticamente sus barreras administrativas y políticas. La libre circulación de capitales, bienes y personas es ya un hecho. Pero también ha evolucionado la delincuencia. Aprovechando esa mayor movilidad han aparecido nuevas y más sofisticadas formas de delinquir en los ámbitos económico y financiero, especialmente, Mientras tanto, la Europa judicial y jurídica sigue con unos instrumentos, entre los que destaca el convenio de extradición, que son los mismos d e hace 25 o 30 años.
El principal escollo al consenso de los actuales miembros de la UE para un nuevo convenio de extradición está en el delito político. España, junto con otros socios, considera que en un espacio democrático, en el que se reconoce el ejercicio de los derechos fundamentales de la persona el delito político o no tiene cabida o debe ser redefinido. Bajo ningún concepto puede amparar actos de violencia contra la convivencia y el Estado democrático.
El precedente histórico francés, con un estatuto del refugiado que amparó a los terroristas de ETA hasta bien avanzada la etapa democrática en España, o el más reciente de Bélgica dando asilo a dos etarras, no tiene sentido en la Europa actual. Sin embargo, sigue encontrando amparo jurídico en el convenio europeo de extradición que sólo exceptúa del delito político el atentado contra la vida, de un jefe de Estado o de un miembro de su familia. Por el contrario, cualquier otro hecho, violento que sus autores puedan relacionar con motivaciones de raza, religión, nacionalidad u opiniones políticas puede quedar impune.
Este anacronismo debe, desaparecer cuanto antes. Por coherencia y sentido común. Los españoles tenemos especial interés, pero también otros, como Austria, que aún espera que le sea entregado. el nazi Honsik, incomprensiblemente refugiado, en Barcelona. En la lucha contra los enemigos de la democracia, las, relaciones entre los miembros de la Unión Europea tienen que ser tan fluidas o más que en otras materias.
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