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La capital que proyecta el PP será más compacta

Javier Casqueiro

La ciudad del futuro que persigue el PP será menos dispersa. Será "compacta", como la catalogan los técnicos que están ultimando el documento definitivo del Plan General de Ordenación Urbana. El comportamiento que tendrá la capital en los años 1998 y 2003 ya se está proyectando desde el gobierno municipal del Ayuntamiento de Madrid en un ordenador. El nuevo Plan General conduce a un escenario con casas más apretadas, más viajes en coches particulares, mayor contaminación en los nuevos barrios y traslados más rápidos.

Los especialistas han simulado los escenarios de futuro de los dos años citados. Las conclusiones del trabajo, dan un nuevo modelo de ciudad, radicalmente distinto al actual y marcado por otras concepciones urbanísticas y políticas que las del Plan General de 1985 (PSOE-PCE).Madrid es cada día más una gran ciudad metropolitana. Los anteriores urbanistas planearon un crecimiento limitado de la capital y favorecieron el desarrollo de nuevas urbes en lo que se conoce como la corona, donde reside el 33% de la población y se concentra solamente el 23% de los empleos. Esa disputa entre la almendra y la periferia ha generado unos desequilibrios que se han intentado solventar con más carreteras e infraestructuras en general para el transporte. Lo que a su vez derivó en un aumento de los desplazamientos entre esos dos focos de atracción.

La distinción fundamental entre ambos planes urbanísticos radica en la previsión del número de viviendas que se levantarán en la capital. El plan de 1985 no quería más casas en la ciudad. Las fomentó en municipios de la periferia. De hecho, los responsables autonómicos del PSOE impusieron el pasado mes de febrero una restricción a las pretensiones edificadoras del PP en el Ayuntamiento de Madrid tanto en el número de nuevos barrios (cuatro frente a seis) como en la cantidad de uICIA1-0 y sur de la ciudad y empeorará en el norte y el sureste de la periferia (veáse gráfico). Es decir, que la contaminación estará mucho peor precisamente en los barrios donde están proyectados mayoritariamente los nuevos barrios que el Ayuntamiento quiere ,levantar en Fuencarral, Carabanchel, Vallecas y San Blas. La justificación que se ofrece a estos resultados es de Perogrullo. "Es normal que donde no había nada construido, donde había poco más que un descampado, se note mucho la incidencia de las nuevas casas", explica uno de los técnicos autores del trabajo.

Las conclusiones de las simulaciones efectuadas por la OficiEL PAIS na del Plan General, dirigida hasta ahora por el arquitecto Luis Rodríguez Avial, que será precisamente el encargado de ejecutar las obras proyectadas ya como nuevo gerente de Urbanismo, tienen poco que ver con la trayectoria demostrada por el PP en estos últimos cuatro años. Los expertos recomiendan ahora, para recortar el previsible aumento de viajes en vehículo privado en el futuro, modificar el reparto de los modos de transporte en favor de los sistemas colectivos. Porque lo que se da por seguro es que habrá más movilidad, porque habrá más habitantes y porque el parque de automóviles no para. de crecer.

"Mantener, sin ninguna mejora en la calidad del aire, la situación del año 1994 implica que el número de viajes en transporte público debe crecer en un 18% (470.000 viajes al día) más que el aumento estimado de la movilidad en transporte público para niño", exponen con crudeza en el apartado final del trabajo.

Templar el tráfico

Además, se aportan algunas medidas concretas para disminuir la contaminación (fundamentalmente de CO, monóxido de carbono) en áreas sensibles, como las residenciales y las de gran concentración de servicios. Es lo que se conoce como el modelo de "templado de tráfico", ya implantado en muchas ciudades europeas y que se ha incluido como sugerencia en el Plan General. Es decir, limitar la velocidad en algunas calles, hacer compatibles el tráfico rodado y el de peatones, restringir los lugares para aparcamiento y, sobre todo, potenciar el transporte público.

Es una declaración de principios que también formula el nuevo concejal de Urbanismo, Ignacio del Río.

Para que todo esto sea posible, los autores del trabajo creen necesario modificar el diseño de muchas calles madrileñas. Pretenden que la disminución de la velocidad se imponga más por "la percepción del recorrido que por las señales coercitivas", con pavimentos de distintos colores, reducción del ancho de los carriles y un recorte de los tramos más rectos y largos existentes .

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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