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Ruiz-Gallardón se acoge a su programa electoral para responder a las críticas

Javier Casqueiro

Alberto Ruiz-Gallardón es, desde las 15.15 de ayer, el nuevo presidente de la Comunidad de Madrid, por 54 votos contra 49. El debate educado, ideológico y cordial que confirmó su investidura sirvió también para averiguar cómo pretende defenderse durante los próximos cuatro años de las arremetidas que le dedicarán los dos partidos que forman la oposición. El PSOE e IU se mostraron tan unidos en sus nuevas funciones como durante los últimos cuatro años en el Gobierno. Ruiz-Gallardón ha tomado prestada del líder nacional de IU, Julio Anguita, la táctica de referirse en todo momento a su "programa, programa, programa" para justificar la supuesta dureza de determinadas propuestas que piensa poner en práctica. Algunas tan polémicas como un completo plan de privatizaciones. Y cuando ese argumento se le agota, Ruiz-Gallardón zanja cualquier posibilidad de prolongar la discusión recurriendo a los 1,5 millones de votos logrados en las pasadas elecciones autonómicas por el PP, que refrendaron todas esas iniciativas en su "contrato-programa" con los ciudadanos.El nuevo presidente de la Comunidad tomará posesión de su despacho mañana, viernes, nombrará oficialmente a su Gobierno el sábado y empezará a trabajar ya con su primera responsabilidad ejecutiva el lunes.Mañana se citará en la Puerta del Sol con Joaquín Leguina, el otro gran protagonista de la sesión de ayer, para formalizar el traspaso de los últimos papeles sobre el poder. Leguina, que ha pedido que se tramite su baja como diputado regional a partir del día 30, no quiso hablar ayer en público, aunque se le ofreció esa posibilidad. Se reserva un discurso breve para el encuentro personal. No cree en la felicidad -"eso es un concepto americano", dijo-, pero sí matizó que la jornada de ayer no había sido precisamente uno de los momentos malos que le ha deparado la vida. Y deseó los mejores resultados "políticos y personales" a su sucesor, el segundo presidente de la Comunidad de Madrid en sus 12 años de existencia y el primero del PP. Leguina fue referente, durante el debate, de varias alusiones tanto del nuevo, portavoz socialista, Jaime Lissavetzky, como de Ruiz-Gallardón.

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VIENE DE LA PÁGINA 1La sorpresa de ayer entre los oradores que intervinieron en el Parlamento regional al comienzo de su cuarta legislatura estuvo en la exposición del que se anuncia como la voz de la oposición más radical a Alberto Ruiz-Gallardón. El escaparate de lo que dijo el presidente del grupo de Izquierda Unida, Ángel Pérez, gustó incluso al líder del PP. Aunque el contenido de sus propuestas se situó en las antípodas.

Ángel Pérez no quiso contra ofertar el programa de IU al resumido el día anterior por el nuevo presidente, del PP. Sabía que ese partido ya estaba perdido. Prefirió, dirigirse hacia el meollo de cada modelo ("de derechas y de izquierdas") para destacar sus profundas diferencias ideológicas. Primero dio un rodeo por la escena política nacional (país desorientado, felipismo, prepotencia, escándalos, dificultad de las propuestas "coherentes" de IU), para atacar más tarde las políticas del presidente regional por "populistas" y de "derechas". Y le achacó haber "sustituido la política por el marketing y la propaganda".

El portavoz de IU contrapuso su región "integral" en la economía, los transportes, el urbanismo y la ecología, a la del PP: "Ustedes confían todo al libre juego del mercado y ahora lo denominan como 'libertad de la sociedad". Y Ruiz-Gallardón corroboró en su réplica que IU y PP tienen dos tipos distintos de soluciones para los problemas de los ciudadanos y rememoró la máxima de su discurso hace ocho años: "Toda la sociedad posible y sólo el Estado necesario".

En ese punto se explayaron en una pequeña contienda. Ruiz Gallardón piensa que son las pequeñas y medianas empresas las que crean puestos de trabajo. Pérez opina que son los trabajado res, con sus renuncias, entre otras las salariales, los que fácilitan el empleo.

Pérez subrayó que la mayoría de las políticas para generar empleo avanzadas por el nuevo presidente están en los programas de todos los partidos, pero puso en duda que el Ejecutivo del PP pueda llevarlas a efecto con un "digno representante de la banca privada". Esta alusión al futuro consejero de Economía del PP, Luis Blázquez, ex consejero delegado del Central, fue recogida por Ruiz-Gallardón para replicar que su intención al formar Ejecutivo era elegir "a los mejores". Y para extrañarse de que en IU se desconfiase de un hombre que tras entrar en un banco como botones llegó a alcanzar el cargo de consejero.

Una contestación que Pérez completó señalando que la política no sólo es para gestores pragmáticos. Pérez criticó también que el futuro consejero de Medio Ambiente, Carlos Mayor Oreja, haya admitido en la prensa que desconocía los asuntos ecológicos y esos dos botones de muestra los usó para interpretar que la dirección del PP había presionado a Ruiz-Gallardón para componer su Gobierno. El nuevo presidente acogió mal esta acusación. Recurrió al empeño de su palabra para afirmar que no admite presiones. Tampoco de su partido.

Privatizaciones

Luego, el presidente del grupo IU vapuleó el plan de privatizaciones del PP porque, piensa, sólo tiene en cuenta la rentabilidad económica de las empresas yentes públicos, Y no la social. Y puso el ejemplo de la cantidad de viajes de las clases más bajas en metro, que no se va a privatizar. Y añadió que una televisión pública (Telemadrid sí se quiere privatizar) asegura una información no contaminada por los intereses económicos de los medios de comunicación privados. Fue el cogollo de su alocución.

Ángel Pérez no va a conceder 100 días de margen a Ruiz-Gallardón, sino cuatro años "efectivos día a día". Porque Pérez cree imposible que Ruiz-Gallardón sea capaz de efectuar las 1.300 propuestas de su programa, al que admitió un "barniz progresista". Pérez abrió irónicamente la puerta de acceso a IU al nuevo presidente si dentro de un año ha cumplido con su contrato.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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