Isótopos para rastrear la vida de los elefantes

Algunos países surafricanos tienen la esperanza de poder desarrollar y explotar manadas de elefantes y reabrir el comercio de marfil. Todo depende de que se pueda determinar de forma sencilla y barata el origen del marfil para diferenciar el natural del cultivado en manadas controladas.Un estudio realizado por un equipo de investigación liderado por Paul Koch, de la Universidad de Princeton, ha desbaratado la mejor opción para tal análisis: la composición isotópica de muestras del marfil, según informa la Institución Carnegie, de EE UU, a la que pertenecen dos investigadores del grupo, Marilyn Fogel y Richard Carlson.

Los científicos han medido la relación isotópica de carbono, nitrógeno y estroncio en huesos y dientes de elefantes muertos del parque Amboseli, en Kenia.

Estos análisis aportan información valiosa sobre la dieta de los elefantes y su hábitat, pero su rango de variabilidad es demasiado amplio para sustentar una prueba barata y definitiva.

Proporción de carbono

Los isótopos en huesos y marfil proceden de las plantas que come el animal. Por ejemplo, la proporción entre carbono 12 y carbono 13 indica si un elefante se ha alimentado de hierbas o de árboles; el nitrógeno y el estroncio apuntan hacia la abundancia de precipitaciones y características del suelo.Pero los elefantes se desplazan a menudo de un sitio a otro, y los análisis de isótopos, aunque muy útiles para estudiar las dietas y migraciones de estos animales, presentan un rango demasiado amplio para ser indicadores de origen.

Koch y sus colegas concluyen que la proporción de isótopos analizada en los elefantes de Ambosell se solapa con la de los de África del Sur, por lo que con una sola muestra de marfil sería prácticamente imposible determinar sin ambigüedad el origen del elefante.

Para compensar la variabilidad isotópica habría que hacer otras pruebas que complicarían y encarecerían un trabajo forense eficaz y rutinario.