Una cumbre solidaría
EL CONSEJO Europeo de Cannes acabó ayer con un éxito importante: él triple acuerdo por el que se aumentan las ayudas a los países del, Este europeo, a los de la cuenca sur mediterránea y al bloque ACP (Africa, Caribe, Pacífico), por un, periodo de cinco años. El grave fracaso que supone la marcha atrás en la creación de la Oficina Europea de Policía (Europol), las mediocres novedades sobre la financiación de las grandes redes de transporte y la escasa concreción y exceso de retórica sobre nuevas políticas para fomentar el empleo constituyen el reverso de lo anterior.Pero ni estos fiascos completos o parciales, ni la discusión a veces cortoplacista de quién pierde y quién gana en el laberinto de las cesiones mutuas, ni, el barroco y oscuro lenguaje de los comunicados finales deben ocultar lo principal. Europa será más solidaria que hasta ahora con los países del Tercer Mundo y con sus vecinos del Este y del Sur. Notablemente más solidaria: el triple paquete de la ayuda exterior aumenta un 28,5% en términos nominales y un 8% en términos reales.
Destaca en este asunto el importante aumento conseguido Para los países mediterráneos. El papel de -España ha sido en ello notorio. Las merecidas críticas, a Felipe González por el manejo de la crisis interna no, empecen el reconocimeinto de su gran contribución a este resultado, en un amigable pero duro forcejeo con el canciller alemán, Helmut Kohl. Si la cumbre de Edimburgo supuso la consagración de la cohesión interna de la Unión Europea (UE), la de Cannes será recordada como su equivalente para la solidaridad externa.
En apenas ocho meses, el empeño del Ejecutivo comunitario, el compromiso de España y el apoyo de otros países han colocado a la cuenca sur mediterránea en primera fila de las preocupaciones europeas. DificiImente se encontrará un, ejemplo similar de decisión tan rápida para los parámetros comunitarios- en que se fijen subvenciones de ayuda al desarrollo por valor de 740.000 millones de pesetas.
El paquete financiero ahora aprobado es una buena base sobre la que articular una asociación mas estrecha con los países del norte de África y, del Próxímo Oriente (se incluyen Siria, Israel, Jordania, Turquía y Palestina), cuya primera piedra se pondrá en la conferencia que se celebrará en Barcelona el próximo noviembre.,
La cumbre de Cannes, primera con l5miembros, primera a la que se invita a los países bálticos, Chipre y Malta -es decir, los socios previsibles para el siglo XXI-, ha salvado en buena medida la cara, a una mediocre presidencia francesa, que sólo al final ha echado el resto. Ha puesto en evidencia también los enormes costos en pérdida de tiempo y freno del impulso integrador que supone para la construcción europea una presidencia vacante.
Porque es cierto que no todos los errores y defectos deben achacarse a quien coordina los trabajos de la Unión en el semestre respectivo. Las diferencias de fondo en asuntos como la creación de la Europol. son difícilmente salvables. Pero éso mismo exige que el país que ejerce la presidencia explote a fondo los 180 días de que dispone y todas sus habilidades y recursos a fin de desatascar los obstáculos. Buena lección para la presidencia española que ahora comienza.
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