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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sida a lagrimazos

Planteada a partir de una premisa muy respetable, la denuncia de la incomprensión que puede llegar a sufrir una niña que portadora del virus del sida, viva en una pequeña ciudad de provincias, La niña de tus sueños es el esforzado, considerablemente lacrimógeno y a la postre no muy ilustre debú en la realización de Jesús Delgado, a quien no se le puede negar su empeño cívico, pero al cual cabe objetarle muchas de las opciones -narrativas, de puesta en escena- que adopta en su película.El filme cuenta la historia de Ana, hija de una ex yonqui, enferma casi terminal y huérfana de un padre muerto por el virus (¡toma ya!) y lo que le ocurre cuando en unas colonias de verano sufre un accidente fortuito que obligará a la encargada de los niños a presentar su caso a las autoridades sanitario-escolares. A partir de aquí, el filme se despliega en varias direcciones, tantas que las resoluciones que necesariamente debe plantear resultan cuando menos primarias.

La niña de tus sueños

Dirección: Jesús Delgado. Guión: J. Delgado, Frédéric Topin y Sandra Topin. Fotografía: Teo Delgado. Música: Suburbano, Bernardo Fuster y Luis Mendo. Producción: Mate Cantero para Mate Productions, España-Francia, 1994. Intérpretes: Ramón Madaula, Ana Gracia, Laura Rico, Lio, Ricardo Amador, Melania Olivares, Jesús Bonilla. Estreno en Madrid: Capitol, Vergara y Renoir (Plaza de España).

Véase, si no: además del drama de la niña y su relación esotérica con la madre -que, por lo demás, se liquida en tres planos de dudosa eficacia-, tenemos que a) el médico que la trata en el centro de acogida, con quien la niña iniciará una relación central en el desarollo de la trama, es un antiguo enamorado de su madre; b) una historia afectiva entre el médico y una atractiva educadora del mismo centro; c) la nuclear y a la postre fundamental relación del médico con su esposa y sus hijos; d) el nada episódico encuentro entre la niña y un gitanillo pizpireto y encantador; e) las vacilaciones de los educadores; f) la propia historia de la madre enferma, y g) los problemas de la familia del médico con sus vecinos a raíz de la acogida a la niña como companera de juegos de los hijos del galeno.

Pinceladas

Como se puede sospechar, el desarrollar con coherencia cada una de esas subtramas desplegadas implicaría una serie televisiva, con lo cual el guión se queda sencillamente en episódicas pincelada laterales, casi todas insuficientes para hacer avanzar plausiblemente la acción.El debú de Delgado no es ver gonzante, e incluso apunta maneras que lo podrían llevar en el futuro hacia resultados más excitantes. Aquí su trabajo es convencional, la narración no guarda mayores sorpresas -plano, contraplano, respeto a la gradación entre ellos: es una opción, aunque nada arriesgue-; las dosis de almibarado ternurismo que imprime a la acción denotan a la legua que el filme, lejos de pretender provocar la reflexión, se conforma sólo con tocar el corazoncito del respetable.

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