Benítez Reyes quiere dejar de ser minontario sin hacer concesiones

Los fracasados, aquellos a quienes se les desvanecen los sueños pero conservan su dignidad, encontraron la noche del viernes un defensor: Felipe Benítez Reyes (Rota, Cádiz, 1960). El escritor gaditano los ha convertido en héroes literarios en su novela Humo, ganadora de la 27ª edición del Premio Ateneo de Sevilla, dotado con diez millones de pesetas. "Tiene algo de autobiográfico, como todo lo que crea un clima emocional, pero no he recreado la figura del buen salvaje", dice el escritor. "Hasta ahora he sido un autor para minorías, pero espero dejar de serlo sin hacer concesiones", afirma. "Es una historia compleja contada con la precisión de un poema". La obra resultó elegida entre las 96 novelas presentadas al premio, patrocinado por la Editorial Planeta.

Humo, la cuarta novela de Benítez Reyes, intenta plasmar la dignidad de "los pequeños fracasos ordinario". "Lo que importa en la vida es tener una quimera, un espejismo por el que vivir, aun si no se consigue nunca", dice el escritor, quien presentó la obra al premio con el seudónimo de Santiago Fierro. Benítez Reyes, autor también de libros de poesía, ensayo y relatos, cuenta la vida de Lucas Lerma, un muchacho de pueblo, de 28 años, que se va a la capital para trabajar como bedel en un colegio religioso, pero en realidad quiere ser músico.