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Descartado políticamente el pase al ecu en 1997

Xavier Vidal-Folch

El Ecofin descartó políticamente la fecha de 1997 como posible para el inicio de la moneda única, pero no jurídicamente, no por escrito. Alemania llevó la voz cantante. El ministro Theo Waigel exigió acabar con la incertidumbre mediante un "reconocimiento formal", para "antes de final de este año", de que esa fecha es precipitada porque las economías de los Quince aún no habrán convergido lo suficiente.Todos estuvieron de acuerdo con él -incluso, por vez primera, Francia- en la imposibilidad de 1997 -y por tanto se acogieron a la segunda cita, a partir de 1999-, hasta el punto de que algún imprudente, como el irlandés Queen Ruairi, dio por hecho que había un acuerdo formal. Pero eso era jurídicamente imposible, porque el Tratado de la Unión especifica claramente que esa decisión corresponde tomarla en 1996, como insistía la Comisión en su carácter de "guardiana de los Tratados".

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Sin embargo, el consenso de base se ha reforzado. Ya en el Ecofin informal de Versalles -el 8 de abril- los ministros de Hacienda habían llegado a esa misma conclusión. El encuentro de ayer reforzó políticamente esa idea, sobre todo porque se trata de un Consejo formal. Dicho de otra forma: si hasta ayer era muy improbable pero factible, ahora sólo un impensable supermilagro haría posible la cita de 1997. ¿Matices?. Sí, como todo en la UE, pero importantes cuando se trata del problema monetario y de las señales enviadas a los mercados. Donde se avanzó más explícitamente fue en los aspectos prácticos. Habrá, como se apuntó en Versalles, ocho monedas y siete billetes de la moneda única. La mayoría -pero no Londres- estuvo de acuerdo en que su diseño sea idéntico para todos los países con "temas de época", evitar dibujos de personajes nacionales y, como máxima concesión, "un signo distintivo nacional muy limitado".

Tras la discusión de ayer, el nombre del ecu sigue en suspenso. Los alemanes, reticentes a esa denominación, tampoco pudieron imponer algo así como el euromarco, puesto que la palabra se pronuncia de forma distinta en los distintos idiomas de la UE. Pero esta batalla esconde la aprensión alemana porque la moneda que sustituya al marco sea menos fuerte que éste.

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