Anacronismos
Sólo le pido al señor Ben Jelloun que analice su propio anacronismo de discreto escritor en lengua... francesa. Indudablemente, Ben Jelloun no pasará a la historia de los grandes escritores árabes de este siglo, por la sencilla razón de que él sí es un producto del colonialismo y no esta Hispania Transfretana desde la que escribo.Considerar que Ceuta y Melilla son un producto del anacronismo ibérico (Anacronismo ibérico, EL PAÍS, 30 de mayo) y de su, a su juicio, el remanente colonial en las relaciones de España con su país de... ¿origen? es, sencillamente, desconocer la historia y la realidad de estas dos ciudades, o ignorarla a conciencia. Claro que él no es conocido por sus conocimientos en historia, sociología o economía, sino por ser un simple escritor que ganó el Premio Goncourt, el máximo galardón literario en lengua... francesa. Me parece intolerable que Ben Jelloun, que ha logrado su prestigio literario por escribir en una lengua que no es la suya de origen, y por ser, a su pesar, un producto del colonialismo, quiera congraciarse con sus compatriotas marroquíes publicando inexactitudes sobre dos ciudades cuya única culpa es la de estar siempre en la duda constante y en los más lamentables olvidos (incluidos los mapas, oficiales o no).
Soy lector diario de EL PAÍS desde los 18 años, más o menos. Desde entonces, ustedes me han venido sorprendiendo con la publicación de tópicos sobre Ceuta y Melilla, más cercanos al orientalismo decimonónico o a las crónicas de enviados especiales en tierra de infieles que a la realidad de estas dos ciudades (¡no más plazas de soberanía, por favor!). Hasta el pasado 31 de mayo. Gracias a Antonio Remiro -y también a ustedes- por su artículo Al otro lado del Estrecho (EL PAÍS, 31 de mayo), y gracias además por poner en su sitio la realidad de las relaciones entre España y Marruecos. Gracias, repito. Me quedo, sin embargo, con la duda de saber si la prensa marroquí hubiera permitido la publicación en sus páginas de un artículo como el de Remiro, del mismo modo que EL PAÍS -en un loable ejercicio de libertad de expresión- ha publicado y ha venido publicando éste y otros artículos de monsieur Ben Jelloun.-
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