Ana Belén y Plaza, ante su primera comedia musical

"Vuelvo a tener mi droga", dice el director José Carlos Plaza para contar que trabaja de nuevo con Ana Belén. Esta vez no con dramones shakespearianos o lorquianos, sino con La bella Helena, una opereta con música de Offenbach y letra de Meilhac y Halevy. Una comedia musical, producida por Fila 7, que todos los que trabajan en ella califican de delicioso disparate en el que el escritor Vicente Molina Foix ha actualizado el texto, y el compositor Mariano Díaz, la música.

Junto a Ana, todo un elenco de cantantes, actores y bailarines profesionales entre los que destacan Pedro Ruy-Blas, Juan Cánovas y Paco Maestre. A todos los vestirá el figurinista Pedro Moreno. En los ensayos a veces tienen que cortar porque se desternillan, a pesar de que todos ya tienen más que leída la obra. Plaza, aguantándose la risa, adopta actitud de mandón y trata de reconducir el trabajo. Todos están encantados y director, versionador y actriz coinciden en afirmar que esta opereta de hace 130 años encierra un gran humor que recuerda en algo a nuestro género zarzuelero, aunque la han convertido en una comedia musical con todas sus características: "Es una burla sangrante profundamente divertida", dicen. El único que permanece sereno e incluso con una cierta palidez en la cara es Juan José Afonso , que tiene que abordar su más ambiciosa producción con un coste de 60 millones: "Tiene mucho riesgo y no tengo más colchón que la taquilla", dice.El espectáculo, que se estrenará el próximo día 30 en Mérida, tiene 27 temas musicales, intencionadamente actualizados por Mariano Díaz con ritmos de blues, samba, rock, reggae, jazz, cantados y tocados todos en directo. Para Ana Belén ésta será su primera experiencia dentro del teatro musical, pero la gran novedad que más le atrae es que se logra divertir con un trabajo teatral, ya que la práctica totalidad de los papeles que ha interpretado han estado llenos de tintes trágicos. "Con ésta me voy a desquitar porque me lo paso muy bien", afirma la actriz.Vicente Molina Foix ha tenido que meter mano a la obra ya que el gran humor que emana el original se debe en gran parte a una serie de referencias de época que hoy ya no tienen sentido: "He tratado de actualizar la sátira sobre el ejército, la clase política, la monarquía y las iglesias para que el texto quedase igual hoy como entonces", afirma.