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Londres tranquiliza a Moscú sobre el alcance de la fuerza de intervención rápida

Douglas Hurd, ministro británico de Asuntos Exteriores, aseguró ayer a su homólogo ruso, Andréi Kózirev, que Moscú no tiene nada que temer respecto del papel asignado a la nueva fuerza de intervención rápida que va a ser enviada a Bosnia. En una breve entrevista mantenida en Londres, adonde ayer Regó Kózirev, ambos ministros analizaron la situación creada en la antigua Yugoslavia como consecuencia de la crisis de los rehenes. Londres y París creen que será necesaria una nueva resolución de la ONU para dar validez legal a la fuerza de intervención en Bosnia

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Kózirev se declaró "más tranquilo" después de escuchar las explicaciones de Hurd, aunque aún tiene pendiente una larga entrevista con el primer ministro, John Major, antes de abandonar hoy la capital británica. Hurd se remitió a la explicación oficial, ya expresada por el ministro de Defensa británico, Malcolm Rifkind, de que dichas tropas adicionales no tienen más misión que proteger la seguridad de los cascos azules, y que acatarán el mando de Naciones Unidas.Para reforzar esta seguridad o para contribuir a su redespliegue en el país balcánico, Estados Unidos está moviendo a Italia, desde sus bases en Alemania, alrededor de 3.000 soldados y cien helicópteros de ataque y transporte. El despliegue estadounidense es consecuencia de la promesa del presidente Bill Clinton de apoyar una eventual retirada o relocalización de los cascos azules en Bosnia.

Washington ha declarado que no enviará tropas de tierra a la antigua Yugoslavia, donde uno de sus pilotos de caza fue derribado el lunes por un misil serbio tierra-aire. En contra de lo afirmado hasta ahora, los rebeldes serbios aseguraron ayer que no capturaron al piloto del F-16 abatido sobre Bosnia cuando vigilaba la zona de exclusión aérea El Pentágono dijo ayer que había, perdido las señales electrónicas procedentes probablemente del busca del piloto derribado después de haberlas recibidas durante varias horas.

Clinton reiteró ayer en un programa televisivo del presentador Larry King, conmemorativo de sus diez años en la CNN y en el que compareció en compañía del vicepresidente Al Gore, que no enviará tropas a combatir a Bosnia, sino solamente para ayudar a las fuerzas de la ONU. El presidente de Estados Unidos defendió su vacilante política y la de sus aliados en los Balcanes, señalando "que no ha sido un éxito, pero tampoco un fracaso". Hoy llega a Washington el primer ministro bosnio, Haris Silajdzic, para pedir nuevamente el fin del embargo internacional de armamento contra su Gobierno.

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Moscú no utilizará el veto

La actitud que pueda tomar Rusia, tradicional aliada de los serbios, es esencial para las fuerzas occidentales en Bosnia. Todos los indicios apuntan hasta ahora a que Moscú no vetará en el Consejo de Seguridad la luz verde a esta fuerza anglofrancesa de intervención de 10.000 hombres, aunque evidentemente preferiría que no existiese. Rusia forma parte del denominado Grupo de Contacto de mediadores internacionales en la guerra de Bosnia, en el que están presentes también Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania.

El ministro galo de Exteriores, Hervé de Charette, viaja hoy a Londres para hablar sobre Bosnia. En la capital británica se encontrará también con Kózirev para tratar de la situación de los cascos azules y de la viabilidad de la misión de Naciones Unidas en Bosnia-Herzegovina.

En Sarajevo, desde donde informa Ramón Lobo, el portavoz de la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas, Alexander Ivanko, se negó ayer a definir como fracaso total la situación actual de la misión: "No es un absoluto fracaso, al menos tenemos algunos éxitos pequeños en Bosnia central donde damos de comer a mucha gente". Esa no es la situación de los enclaves orientales (Srebrenica, Zepa y Gorazde) o el de Bihac, al noroeste de Bosnia-Herzegovina, donde ayer murieron dos civiles en un bombardeo de los morteros serbios y cuya situación, según el portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, es "muy crítica". "No entran convoyes desde hace ya dos semanas, los mercados locales han sido clausurados, pues no tienen qué vender y la comida disponible sólo es distribuida [por ACNUR o la Cruz Roja] para hospitales y comedores públicos". Un nuevo ataque artillero sobre Gorazde causó ayer cuatro muertos, según Radio Sarajevo.

En la capital bosnia las reservas de comida tienden también a agotarse. En el almacén del aeropuerto sólo quedan disponibles 180 toneladas para la distribución. Un tercio de los 300.000 habitantes de Sarajevo son refugiados absolutamente dependientes de la ayuda exterior.

Una de las misiones de la Fuerza de Despliegue Rápido, que se está formando entorno a Gornj Vakuf, en el centro de Bosnia, podría ser el de abrir por la fuerza pasillos humanitarios a Sarajevo o a los enclaves cercados por fuerzas radicales serbias. El portavoz de Unprofor en Sarajevo, Alexander Ivanko, declinó ayer especular sobre este punto, pues depende de que el Consejo de Seguridad alcance un acuerdo pronto que dé cuerpo legal a esta iniciativa anglo-francesa.

La situación de Srebrenica ha mejorado en las últimas horas. Parte de los 3.000 refugiados que huyeron del llamado pueblo sueco, a ocho kilómetros al sur de la capital del enclave, han regresado a sus casas, pero los enseres con los que huyeron se han quedado en Srebrenica por si hay que volver a correr. La actividad militar serbia, que forzó a los cascos azules holandeses a abandonar su puesto de observación, ha disminuido, aunque los soldados de Holanda han vuelto a ser hostigados en las útimas horas.

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