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UNIVERSIDAD

Un estudio revela que los manuales no estimulan el espíritu de empresa.

Son chicos y chicas despiertos, con los mejores expedientes académicos. Dominan el cálculo financiero, saben analizar la situación de los mercados y las oscilaciones de la oferta y la demanda. Después de cinco años en las aulas de la prestigiosa Universidad Comercial de Deusto, son especialistas en la dirección y gestión de empresas, pero salen al mercado de trabajo en busca de un puesto de funcionario o un empleo asalariado. No quieren asumir el riesgo de convertirse en empresarios.El profesor del departamento de Gestión Comercial de Deusto José Antonio Campos comenzó a buscar el origen de la ausencia de vocaciones empresariales entre sus alumnos en las páginas de los libros de texto manejados por los adolescentes. Centró su análisis en los textos de Ciencias Sociales del segundo ciclo de EGB, del BUP y del COU de las cuatro editoriales especializadas en la enseñanza que cubren cerca del 80% del mercado.

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¿Qué valores transmite el proceso educativo para que sean tan escasos los jóvenes emprendedores? Campos ha encontrado en el contenido de los libros de texto la respuesta: encumbran el valor del trabajo y los avances tecnológicos y cargan de negatividad a la empresa y al empresario.

"El espíritu empresarial de los alumnos ha ido decreciendo progresivamente", dice el profesor Campos. "Son una excepción los estudiantes de Empresariales que se deciden a estudiar la viabilidad de un proyecto, a pesar de las múltiples ayudas públicas de las que se pueden beneficiar. Los libros ofrecen una valoración positiva del trabajo y la tecnología, pero no favorecen el nacimiento de iniciativas emprendedoras, de empresarios".

Los libros de texto miran hacia atrás, más pendientes de la historia que del mundo que rodea a los estudiantes. Y el empresario sale malparado en su visión. La tesis doctoral de Campos desvela que su figura se relaciona frecuentemente con la conflictividad social, con una acumulación de riqueza, cargada de connotaciones peyorativas, y con la desigualdad social y económica que le separa de los trabajadores.

La dureza de las condiciones laborales de otras épocas, los conflictos sociolaborales y las huelgas marcan el perfil abstracto de la empresa en los libros de texto. En otras ocasiones, su presencia está relacionada con la explicación de situaciones de monopolio, multinacionales y colonialismo. Por el contrario, los libros de texto transmiten a los estudiantes una visión positiva del trabajo humano y la tecnología. Son considerados los factores que a lo largo de la historia han impulsado la evolución social y han propiciado la creación de riqueza.

Campos ha detectado que la competitividad y la competencia no se vinculan con el desarrollo económico o los nuevos marcos de relaciones comerciales. Ni siquiera son términos neutrales en los libros de texto. "Aparecen mayoritariamente asociados a la crisis económica, al desempleo, a la desaparición de empresas y de explotaciones agrícolas", puntualiza. "El ahorro y el riesgo empresarial no existen".

La escasa presencia del espíritu emprendedor entre los alumnos de Económicas y Empresariales es general en la Universidad española, apunta Campos. "Vivimos un gran avance del conocimiento científico, pero no del comportamiento de las personas que han de aplicar este conocimiento", afirma.

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