Vertidos
Hay semanas en las que uno agradece especialmente que su final festivo se prolongue un día más. La semana de San Isidro, ha sido para nosotros. una de ellas, después de todo lo leído, oído y visto en los distintos medios de comunicación, sobre un episodio sin trascendencia ocurrido hace ahora más de dos años.Me estoy refiriendo a la rotura fortuita, el 10 de marzo de 1993, de un tanque de almacenamiento de ácido sulfúrico en las instalaciones de la empresa Papelera Peninsular, SA, situada en el paseo de Yeserías de Madrid.
La forma en que se produjo la noticia y los distintos comentarios e interpretaciones en tomo a ella, ha creado una tremenda insatisfacción e inquietud en todo el conjunto de los profesionales que formamos el Departamento de Agua y Saneamiento del Ayuntamiento de Madrid.
Precisamente, nuestra condición de técnicos y funcionarios, en la mayor parte de los casos con más de cinco lustros de servicio al municipio, nos exime de cualquier conexión o ligadura de carácter político y nos coloca en un plano que, acertado o no, tiene desde luego una perspectiva de objetividad.
En cualquier caso, en esta circunstancia de vertido accidental, como en otros acontecimientos en los que primasen decisiones y evaluaciones de evidente base técnica y científica, que son nuestro objetivo prioritario, nunca renunciaríamos a la verdad, por más que a alguna gente le interesase más esta verdad degradada. No acabamos de entender, por ello, la razón por la que este acontecimiento se ha magnificado en la medida que hemos podido apreciar, y cómo se ha podido llegar a manejar tal cúmulo de inexactitudes. El mínimo respeto a los profesionales y especialistas requiere la prudencia de los legos en las materias, que deberían filtrar sus opiniones o asesorarse en temas que desconocen.
Hemos captado estos días auténticas barbaridades: desde comparar este suceso a la catástrofe de Chernobil, hasta confundir una estación depuradora de aguas residuales con una planta potabilizadora de aguas de abastecimiento para bebida de la población, confusión que, como cualquiera puede comprender, supone crear una psicosis innecesaria sólo por ignorancia o inconsciencia. Se ha hablado también de una "ocultación" del hecho a la opinión pública cosa que constituye un tremendo absurdo. Los hechos sucedidos no fueron como ahora se han querido presentar.
- Es absolutamente absurdo afirmar que el Ayuntamiento "ocultó" ningún hecho. Los bomberos, la policía y el servicio de saneamiento estuvieron al "pié del cañón". Los vecinos que demandaron información por los olores producidos fueron atendidos en todo momento dándoles cuenta de la circunstancia, tanto verbalmente como por escrito. La Confederación Hidrográfica del Tajo fue avisada de las operaciones a realizar.
-El Ayuntamiento de Madrid actuó con el máximo rigor y respeto, tanto técnica como administrativamente, a la normativa y reglamentación vigentes aplicando el contenido de las ordenanzas. municipales y poniendo, como en otras ocasiones, todos los medios de que el sistema dispone para responder a las eventualidades: para no deteriorar el tratamiento biológico de la depuradora de La China, se desvió el vertido hacia otra depuradora, la Sur, de mayor capacidad, aumentando sensiblemente la dilución.
- La sanción impuesta, de 2.342.039 pesetas, lo fue a través de la Comisión Municipal de Gobierno, cuyas actas son públicas.
No existía, por otro lado, ningún hecho "ocultable", puesto que en ningún momento existió ni pudo existir peligro alguno ni para trabajadores ni para vecinos, excepción hecha de unos olores pestilentes de carácter puntual, que fueron debidamente explicados a quienes solicitaron información.
- Tampoco se produjo ninguna incidencia ni descenso de calidad en el cauce del río, ni deterioro de su flora o fauna.
- Las instalaciones de alcantarillado y depuración, por su parte, tampoco acusaron problemas apreciables.
-No es correcta la afirmación de que "se vertieron al río 10.000 litros de ácido sulfúrico", tal y como se ha difundido. La mayor parte del ácido sulfúrico fue neutralizado en origen, "escapándose" al alcantarillado una mínima parte del producto original, precisamente la que se correspondió con el tiempo de respuesta ante el accidente y que, como se ha indicado, pudo ser absorbida por el sistema sin problemas especiales.
¿Puede pensar alguien que todo esto es haber "ocultado" información?-
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