Una joven recibirá 5.250 millones por los errores médicos en su nacimiento

JOSÉ M. CALVO Llega 17 años después, pero al final, la familia Rodríguez, que vive en el Bronx, va a recibir una indemnización por los daños que su hija Jasmine tuvo al nacer en el Lincoln Hospital de Nueva York. Los 42 millones de dólares (5.250 millones de pesetas) que el jurado ha estimado como reparación suponen una de las mayores indemnizaciones por neglígencia médica de la ciudad de Nueva York.

Sylvia Rodríguez tuvo a su hija en 1978, pero el parto, en lugar de desarrollarse con normalidad, se convirtió en una carrera de equivocaciones de los médicos.Para el abogado de la familia, Thomas Moore, hubo tres errores básicos: no provocar el parto cuando era evidente que habían pasado demasiados días de la fecha prevista, ignorar el resultado de una prueba en los minutos previos al parto en la que se demostraba que el feto estaba recibiendo insuficiente oxígeno y acelerar, al final, el nacimiento con fórceps que causaron daños cerebrales a la niña.

Como consecuencia de todo ello, Jasmine "tiene el comportamiento de una niña de 10 años", ha contado su madre a The New York Times, con un bajo coeficiente de inteligencia y serios problemas auditivos y de lenguaje. "Tiene 17 años y no vive la vida de las niñas de 17 años que salen, van con chicos, conducen... Mi hija no hace nada de eso. Está en casa, está conmigo". ,

Sylvia Rodríguez se decidió a hablar con un abogado cuando su hija tenía 4 años y no andaba bien, ni hablaba ni respondía normalmente a lo que se le preguntaba. En el juicio, la defensa del hospital trató de sugerir que estos problemas podrían tener un origen genético, pero el relato de los errores médicos convenció al jurado, que además comprobó que el centro trató de ocultar los hechos: el historial médico de Sylvia Rodríguez estuvo "perdido" hasta que apareció, dos semanas antes del juicio, con groseras correcciones.

La defensa justificó el uso de fórceps con el argumento de que no había tiempo para una cesárea, pero el abogado reiteró que el hospital es responsable de haber mantenido en este parto a un equipo de médicos jóvenes sin experiencia suficiente cuando había razones de sobra para presumir que la operación iba a tener muchas complicaciones. Nadie, aparentemente, se preocupó por el hecho de que la mujer había salido de cuentas hacía tiempo y en el quirófano un monitor indicaba que no llegaba oxígeno al feto.

En el momento del parto, un interno residente supervisado por otro estudiante utilizó de forma brusca los fórceps para extraer el feto, causando una hemorragia cerebral. "Personal excesivamente joven tiene que tomar decisiones que corresponderían a médicos plenamente formados", en opinión de Thomas Moore, que defendió con éxito que este tipo de situaciones abundan en los hospitales de Nueva York.

El organismo que regula el funcionamiento de los centros médicos de la ciudad ya ha expresado sus reservas ante el funcionamiento del sistema que supervisa a los residentes y abrió una investigación hace dos meses después de una serie de reportajes en The New York Times.