Agravios médicos
LA ESPIRAL del agravio comparativo amenaza con sumir a la sanidad pública en un estado de permanente puja salarial. A la huelga indefinida que desde el lunes día 8 mantienen los médicos de los hospitales del Insalud se añade desde ayer la de sus colegas en Andalucía y Galicia y, desde hoy, la que emprenden los de la Comunidad Valenciana. El punto central del conflicto es la equiparación salarial con los médicos mejor pagados de todo el sistema público, que, al parecer, son los de Cataluña y el País Vasco.Poco importa que los médicos que ejercen en Andalucía, Galicia y Comunidad Valenciana hayan venido cobrando más que los directamente dependientes del Insalud. Una vez planteada la demanda salarial en términos de huelga, todos se han sumado a la hora de exigir la mayor: esto es, que se les pague como al que más. Y de esta forma, la exigencia inicial de los médicos del Insalud, que estaba valorada en unos 16.000 millones de pesetas anuales, se ve casi duplicada con la incorporación de sus colegas también agraviados.
El coste de esa equiparación inmediata y simultánea que piden los médicos es inasumible por el erario público. ¿Qué empresa, pública o privada, podría asumir de golpe un aumento salarial de este orden en momentos de ajuste presupuestario? El Insalud y los organismos correspondientes de las comunidades autonómas en huelga han dicho que no pueden hacer frente a tal exigencia. Y en esto no hay divergencias serias de color político: la respuesta de Galicia, gobernada por el PP, es idéntica a la de las organizaciones de salud dirigidas por el PSOE.
Exigir un techo salarial idéntico para todos y al mismo tiempo, cualquiera que sea el punto de partida, no parece el mejor método para alcanzar ese sistema retributivo armónico que dice querer la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) -principal motor de los diversos' focos de huelga- para la sanidad pública en su conjunto. Sobre todo si las obligaciones no son idénticas.
Las administraciones sanitarias afectadas, en todo caso, ya han movido ficha en el tablero de las negociaciones. Con pequeños matices, el Insalud y los servicios de salud de Andalucía y Galicia están dispuestos a aumentar el salario de los médicos en unas 30.000 pesetas mensuales. Lo lógico, en cualquier mesa de negociaciones, es que a ese primer movimiento corresponda otro por parte de los huelguistas. Lo ofrecido representa un tercio de la subida que pretenden. Pero no hay que olvidar que es muy superior a cualquiera otra de las que se hayan podido producir en la empresa pública o privada. Resistirse a que esa subida esté vinculada a determinadas contrapartidas de mejora asistencial y médica es irresponsable.
En las comunidades autónomas con mayor nivel retributivo médico, como Cataluña, esa diferencia viene justificada, al menos en parte, por una mayor dedicación al paciente mediante la prórroga de la jornada. De otro lado, una subida de esa envergadura al margen de cualquier objetivo de productividad constituiría un escándalo para los millones de funcionarios y trabajadores que han visto, en el mejor de los casos, cómo sus sueldos apenas han subido un 3,5% en el último año.
Si ésa es la causa de que la huelga no se desconvoque, e incluso se extienda, los médicos deberán explicárselo muy bien a sus pacientes. Y explicarse ellos también. ¿Se dan realmente esas circunstancias extremas que justificarían el recurso a la huelga en un ámbito tan delicado como el de salud? Una huelga de médicos no es como cualquiera otra. Afecta al más esencial de los servicios públicos: el de la salud. Cualquier insuficiencia o error puede causar daños irreparables. No digamos si se deja de prestar ese servicio esencial o se presta en condiciones insuficientes.
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