Ramón Gaya inaugura en Roma la mayor de sus exposiciones
El pintor muestra su obra en el país donde ha residido 40 años
Más de 106 obras -dibujos, aguadas y óleos- de Ramón Gaya, junto a series de fotografías biográficas, a ediciones originales de sus escritos y de los libros que ha ilustrado, constituyen el material de "la mayor exposición" del pintor nacido en Murcia hace 85 años, según afirma Manuel Femández-Delgado, director del museo dedicado al artista por su ciudad natal. La exposición se exhibe en la Academía de España en Roma y es la primera que Gaya realiza en el país donde ha residido durante 40 años.
"Aquí nunca me preocupé de hacer exposiciones, sino de pintar y de ver pintura, y eso me alejó muchísimo del comercio, lo que es muy sano",afirma Ramón Gaya. Llegó a Italia en 1956, "sin preocupación por el futuro", -porque poco antes había vendido a un banquero mexicano, "un señor loco que luego se arruinó, ciento y pico cuadros. Parece ser el único recuerdo feliz que el pintor murciano tiene de sus 14 años de exilio mexicano, lejos de sus "amigos clásicos" -cita a Tiziano, Rembrandt, Velázquez y Murillo- y rodeado de muralistas como "Diego Ribera, Orozco o Siqueiros, que nunca me interesaron nada".Italia fue, pues, para Gaya el reencuentro con los museos romanos, la Galería de los Oficios florentina y la de la Academia Veneciana. Porque los pintores italianos de este siglo, los Mafai, Balla, Morandi o De Chirico, aun siendo tan figurativos como él mismo, tampoco le suscitan ningún elogio. Hace una pequeña excepción con el escultor Giacomo Manzú, aunque, matiza enseguida, "sus obras me impresionaron más en fotografía que cuando las conocí directamente".
No me interesan las preocupaciones de los artistas de los últimos 60 años, y no me refiero sólo a los italianos. Yo, a los 17 años, cuando hice mi primera exposición en París, salía ya del cubismo y había pasado por todas las experiencias de vanguardia", añade.
Gaya habla también de su "escaso don social" para explicar por qué sus relaciones en los medios artísticos italianos nunca fueron abundantes, a pesar de los esfuerzos de María Zambrano.
El pintor murciano, que constata que sus amigos han sido más bien escritores, tiene siempre vivo el recuerdo de Rosa Chacel, "una mujer antipática y genial que ha tenido mala suerte, como les suele ocurrir a los antipáticos". De hecho, afirma que el deseo de conocer las habitaciones donde vivieron Rosa Chacel y su marido, Timoteo Pérez Rubio" que siempre me interesó más como persona que como artista", fue lo que le movió a aceptar la invitación del director Jorge Lozano para, visitar la Academia de España en 1993. Hasta entonces, Gaya, que pintaba en Roma desde décadas, no había pisado el instituto de San Pietro in Montorio.
La exposición incluye desde obra de los años cincuenta hasta los numerosos cuadros que Gaya pintó en Florencia durante el verano de 1994. Todos los expuestos tienen relación con Italia, sea por el tema -están las bellísimas vistas del Tíber o del Coliseo romano-, sea porque han sido Pintados en el estudio que el pintor murciano compró en Roma.
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