Los toros engañaron a los espectadores, afirma la terna
El juego de los toros gustó más al público que a sus matadores, según era denominador común en las declaraciones de éstos al término de la corrida de ayer. Tanto Fernando Cámara como Miguel Rodríguez y Cristo González coincidían en poner de manifiesto, siempre en términos de respeto a la opinión de los espectadores, su decepción por ese mal juego de los bicornes. El más expresivo era Rodríguez, que los calificaba como "auténticos toros engañapúblicos".El madrileño añadía no entender la ovación que recibió en el arrastre su segundo enemigo, "que no tenía bravura, sino genio, y no creo que ése sea el toro que gusta en Madrid, aunque pertenezca a una de las divisas favoritas en Las Ventas". Para Rodríguez, aunque ese toro se arrancaba de lejos al caballo, lo hacía sin fijeza: "Luego parecía que iba a servir en la muleta, pero como no tenía calidad enseguida se vino abajo".Su primero aún le disgustó más, "ya que como embestía pegando arreones y con la cara alta, me puso las astas en el cuello varias veces, sobre todo en el tercio de banderillas, y así de descompuesto siguió hasta el final". Precisamente por eso no era muy explicable su decisión de banderillearlo, algo que nadie le pidió: "Es cierto, pero lo hice porque yo salgo a Madrid siempre a darlo todo, aunque el, toro no reúna condiciones".Tampoco agradó a Cámara que se ovacionase "a casi todos los toros" del festejo, que decía fueron de más a menos y a los que reprochaba su condición de "sosos y faltos de raza". Comentaba que intentó lidiarlos como gusta aquí, dejando que se lucieran en el caballo, "aunque eso me perjudicara a mí después en la muleta". Según él, en Madrid se quiere todo perfecto, y los espectadores se ilusionan si ven a los toros ir de lejos en el primer tercio, "pero los de hoy se acababan ahí".
El peor lote
Tampoco Cristo. González, que creía haberse llevado el peor lote, comprendía cómo al público pudo gustarle su segundo enemigo. "Me han obligado a ponerlo de largo varias veces en el caballo", explicaba, "cuando se veía que no quería castigo y salía huyendo en cuanto sentía el hierro e incluso antes".
Tras calificarlo de "manso de libro", el coletudo no escondía que su cuadrilla tampoco estuvo muy acertada, "pero, en cualquier caso, el toro era tan malo que daba igual". En cuanto a su primero, afirmaba que no tenía fuerzas y sus intentos de lucimiento resultaron inútiles.
Por otra parte, Luis Miguel Encabo sustituye al anunciado José Tomás, en la novillada del próximo martes. La lesión que sufrió José Tomás en el brazo derecho, hace un mes en Zaragoza, ya le impidió torear en la reciente miniferia de la Comunidad, en la que Encabo fue el único novillero que cortó oreja.
Babelia
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