La "viromanía" avanza imparable

Mientras en Kikwit, Zaire, el misterioso virus Ébola ha matado a una treintena de personas y continúa produciendo víctimas, la cadena NBC emitía a las nueve de la noche del pasado 8 de mayo El virus de Robin Cook, una ficción sobre los poderes letales de la enfermedad. La NBC reproducía, con otro guión, y sin saber que estaba extendiéndose la plaga en África, él terror que ya había sembrado en los cines el estreno de Estallido, la película que interpreta Dustin Hoffman y dirige Robin Cook, también sobre el Ébola.En el caso de la NBC, su filme era un pretexto para acusar a un grupo de poderosos directores de la medicina privada de comportarse como asesinos en la defensa de su status y en contra de la sanidad pública. El arma criminal era una muestra de Ébola conservada en un laboratorio norteamericano, que los asesinos ilustres inyectaban sobre el cuerpo de otros colegas.

Después de la paranoia sobre la invasión comunista, o los ataques nucleares, que llevaron a los vecinos a construir refugios atómicos en los sótanos de sus casas, o sobre los aterrizajes de ovnis, ahora toca el turno a la virología. Los virus emergentes, bien como consecuencia de mutaciones en los conocidos o como nuevos embates de lo desconocido, han recibido ya tratamiento escrito y audiovisual con éxito del gran público.

El libro de Richard Preston Zona caliente, que se publicó hace un año, se encuentra todavía en la lista de los best sellers de The New York Times. Sus 31 semanas ocupando la atención de los lectores han impulsado a llevar su contenido al cine con el título de Crisis en la zona caliente. La aparición apresurada de Estallido (Outbreak) y su éxito han desbaratado los proyectos de la producción.

Pero hay otros en marcha, referidos bien al virus Ébola o a cualquiera de los que se describen en los libros de Robin Marantz Heing, La matriz danzante: viajes a lo largo de la frontera viral, o de Laurie Garret, La plaga que viene: nuevas enfermedades emergentes en un mundo desequilibrado. Las dos obras enfatizan la incompetencia de los- conocimientos médicos y la necesidad de mayores y más severos sistemas de vigilancia para detectar los brotes en los primeros momentos.

Como cuenta Zona caliente, la distancia geográfica de estas nuevas plagas no puede tranquilizar al ciudadano norteamericano. El libro se centra en el brote de Ébola entre unos monos en un laboratorio de Reston, Virginia. El filme de la NBC, que, sin embargo, acaba felizmente, presentaba casos alarmantes de contagio desde California hasta Greorgia. El precedente del sida, pero tambien la bacteria asesina en el Reino Unido, la misteriosa enfermedad del legionario y algún otro episiodio patógeno justifican este nuevo miedo a una amenaza desconocida y exterior.