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El tropiezo de Clinton en Moscú

Los líderes republicanos del Congreso de EE UU piden la suspensión de la ayuda económica a Rusia

Antonio Caño

ENVIADO ESPECIALEl fin de la luna de miel con Rusia, confirmado el miércoles en una cumbre sin resultados significativos, es un peligro mucho mayor para Bill Clinton, ya de regreso en Estados Unidos, que para la seguridad mundial.

El fracaso de su visita a Moscú alimenta una imagen de debilidad del presidente norteamericano que sus rivales republicanos se han apresurado a explotar. Los líderes del Congreso han amenazado con quitarle a la Casa Blanca la conducción de la política hacia Rusia, y la Administración ha denunciado la ruptura del bipartidismo en política exterior por puros intereses electorales de la oposición.

"Está claro que el Congreso tendrá que rediseñar las relaciones con Rusia a la vista del fracaso de la cumbre", ha señalado el líder republicano del Senado y principal candidato de ese partido a la presidencia, Robert Dole. Su, colega Jesse Helms, presidente del comité de Relaciones Exteriores de la Cámara alta, añadió que es posible la suspensión de la ayuda económica a Rusia como respuesta a la falta de resultados en la entrevista entre Clinton y Yeltsin.

Violar la tradición

El Gobierno considera que esas críticas, emitidas cuando Clinton estaba todavía viajando hacia Ucrania, violan una tradición de apoyo al presidente mientras representa los intereses norteamericanos en el extranjero. "En mi generación existía la vieja constumbre de no criticar al presidente mientras estaba fuera", dijo el secretario de Estado, Warren Christopher.

Los republicanos consideran que Clinton ha sido incapaz de arrancar concesiones de Yeltsin en ninguno de los tres puntos fundamentales de la cumbre (la venta de tecnología nuclear a Irán, la guerra en Chechenia y la ampliación de la OTAN), y que eso confirma la misma debilidad que el presidente había demostrado anteriormente con China, Corea del Norte y otros problemas de política exterior.La Administración, por el contrario, estima que el viaje ha aportado progresos en los tres temas mencionados. "¿Cómo se puede hablar de fracaso cuando los rusos han acordado abandonar la parte más peligrosa de su cooperación nuclear con Irán y también han acordado considerar el programa entero en el canal Gore-Chernomirdin?", comentó Warren Christopher.

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El abismo entre una versión y la otra pone en riesgo una política bipartidista de Estados Unidos hacia Rusia, y como consecuencia amenaza también la colaboración económica con el Gobierno de Borís Yeltsin, que depende del Congreso. "Si reducimos fuertemente o cortamos la ayuda a Rusia, nos haríamos un daño tan terrible a nosotros mismos como a los rusos", advirtió Anthony Lake, consejero nacional de Seguridad.

"Hay que preguntarse", añadió Lake, "cómo serán las vidas de los ciudadanos norteamericanos dentro de cinco año si no ayudamos ahora a que sobrevivan la democracia y las reformas económicas en Rusia. Aunque pudiésemos ahorrar dinero cortando la ayuda, los contribuyentes tendrían que pagar mucho más en los futuros presupuestos de defensa".Aunque Clinton consiga mantener la ayuda, su margen de negociación con Rusia es cada día más pequeño. El Congreso republicano no quiere que la OTAN espere más tiempo para admitir a nuevos socios del este de Europa y, con la campana electoral norteamericana a la vuelta de la esquina, el propio presidente va a tener que demostrar energía frente a Moscú para no ceder terreno a la oposición. Warren Christopher tuvo que desmentir ayer, en ese sentido, la versión de Yeltsin de que Rusia había ganado, con apoyo norteamericano, más espacio en el Grupo de los Siete. "No hay ninguna expansión del papel de Rusia en la cumbre de este año" (el mes próximo en Canadá), aseguró el secretario de Estado.Un asunto en el que también se avecina un endurecimiento de la posición norteamericana es Chechenia. La prensa de EE UU ha criticado que Clinton estuviera demasiado blando en su conferencia de prensa con Yeltsin, en la que sólo pidió un "rápido" final del conflicto. Pero Anthony Lake subió ayer el tono para afirmar que "la guerra de Chechenia no sólo es una tragedia para el pueblo de Chechenia, sino un factor que está dañando las reformas den tro de Rusia y las relaciones de Rusia con otras naciones".

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