El peronismo teme que la pérdida de popularidad de Menem le obligue a ir a una segunda vuelta
La tendencia de las últimas encuestas previas a las elecciones presidenciales y parlamentarias del próximo domingo en Argentina consolida el primer lugar de la candidatura de Carlos Menem. a la jefatura del Estado, pero abre paso a la posibilidad de una segunda vuelta, totalmente impensable hace varios meses. El ascenso de la coalición encabezada por el senador José Octavio Bordón, favorecido por el histórico hundimiento de la Unión Cívica Radical (UCR), ha modificado el marco político nacional y puede liquidar el bipartidismo peronista-radical surgido hace medio siglo.
En los sondeos, Menem consigue, roza o supera por uno o dos puntos el 45% de los votos necesario para el definitivo triunfo en primera instancia, pero se queda corto en los sondeos.Los responsables de tres conocidas empresas de sondeos admiten que el panorama ha cambiado y la coalición Frepaso, de orientación socialdemócrata, acorta distancias con el Partido Justicialista (peronistas), con la estabilidad económica y la gobernabilidad como banderas y empeñado en la reelección de Menem el mismo día 14. El justicialismo teme una posterior alianza de los radicales con Bordón u otras complicaciones.
La Constitución enmendada el pasado año con el Pacto de Olivos, suscrito entre el presidente Menem y el jefe de la UCR, Raúl Alfonsín, establece la posibilidad de un segundo mandato presidencial y un particular escrutinio. Quien llegue al 45% gana en la primera votación; hasta el 40% siempre habrá segunda, y el candidato que haya sumado entre el 40% y el 45% de los sufragios deberá aventajar por 10 puntos al segundo para hacerse con la presidencia sin necesidad de otra consulta. En el 85% del país se votarán simultáneamente seis funciones electivas: presidente, diputados nacionales, gobernador, legisladores provinciales alcaldes y concejales.Un espacio virgen
José Octavio Bordón, disidente peronista, 48 años, ex gobernador de la provincia de Mendoza, se acompaña en la terna por Carlos Chacho Álvarez, también huido del justicialismo y hombre que se impuso en la capital federal demostrando la existencia de un espacio virgen. Bordón, quien no piensa devaluar ni alterar la esencia del programa económico, ha incidido en la recuperación de la honestidad o la independencia de los poderes, pero hábilmente eludió definiciones precisas en asuntos capitales.
Uno de los encuestadores, Araujo y Mora, considera el margen de error y un 15% de, indecisos para admitir que "no hay certeza de que Menem gana en la primera vuelta, aunque esto resulta lo más probable". El desempleo, que subió hasta el 12,4%, es el punto de mayor preocupación entre los votantes. Felipe Noguera identifica a un grupo "muy interesante" de personas que racionalmente quisieran votar por Menem, creyendo que conviene al país, pero no se desdicen por distintos motivos: han perdido el empleo, les disgusta su estilo o le consideran demasiado autoritario. Rosendo Fraga piensa que los indecisos son gente más bien de clase media, votantes de Carlos Menem poi. la estabilidad y de Bordón por los valores políticos. "El candidato ideal sería aquel que combinara ambos factores".
Los encuestadores citados sostienen que el desastre del último periodo de la Administración de Alfonsín, la hiperinflación y el Pacto de Olivos diezmaron las filas radicales. Llegan a estos comicios debilitados, fragmentados, con problemas de liderazgo, y no acertaron con la fórmula susceptible de atraer el voto del descontento. Las frontales denuncias del partido al programa económico oficial fueron percibidas negativamente por el electorado más moderado de la UCR, que se divorcia de los designios de sus líderes.
Rosendo Fraga piensa que la UCR ha perdido credibilidad. "Se olvidó que su clientela electoral eran los sectores medios. Ni su actitud frente a la política económica ni hacia el Pacto de Olivos coincidían con lo que los sectores medios de la sociedad reclamaban".
El incierto efecto de la 'guerra sucia'
No parece que la revisión de lo ocurrido durante la última dictadura castrense, las confesiones de represores arrepentidos o la autocrítica del jefe del Ejército, teniente general Martín Balza, haya incidido notablemente en la intención del voto de los argentinos. Mientras tanto, Metiem insistía la noche del martes en que no hay posibilidades legales de sancionar penalmente a los jefes militares en libertad. "No se puede hacer nada. Hay dos leyes sobre el particular: Obediencia Debida y Punto Final, del Gobierno anterior". "Y en el caso de que pretendamos derogar esa ley, siempre rige la legislación más benigna", dijo en el programa Tiempo Nuevo. Menem aludía a la imposibilidad jurídica de perjudicar con efectos retroactivos.
Algunos analistas piensan que la revisión del pasado favoreció al Gobierno al observarse una reacción conservadora típica en el comportamiento de los pueblos durante los momentos de crisis.
Rosendo Fraga no es de la misma opinión, porque durante las dos semanas que marcaron el crecimiento de José Octavo Bordón, el eje del debate político fueron los derechos humanos y creó un clima más favorable a la oposición que al peronismo.
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