Silvio Berlusconi dice que esta dispuesto "a morir en el combate" tras su derrota en las municipales italianas
Dos derrotas consecutivas, y los consiguientes roces con sus aliados, no parecen suficientes para que Silvio Berlusconi cambie la estrategia de buscar continuamente el choque. Ayer, tras confirmarse que el centro-izquierda ha conquistado prácticamente todas las presidencias provinciales y ayuntamientos por los que se votó en segunda vuelta el pasado domingo, reiteró que no negociará en el Parlamento una ley para evitar la celebración de los referendos sobre la reforma de la televisión previstos para el 11 de junio y aseguró que está decidido a "morir combatiendo".
El líder de Forza Italia (FI) hace oídos sordos a sus aliados del Polo de la Libertad, que le pidieron moderación e iniciativa política en cuanto conocieron hace 15 días los resultados de la primera vuelta de las elecciones administrativas. El veredicto fue lo suficientemente adverso como para borrar toda posibilidad de que la derecha logre el único objetivo por el que ha luchado en los últimos tres meses: la convocatoria de elecciones generales para el próximo mes de junio.Berlusconi pretendió que tales resultados estaban falsificados por la complejidad del sistema electoral que había inducido a error a millones de electores, y predijo que la segunda vuelta daría un voto distinto. Por el contrario, los comicios del domingo no han hecho más que ampliar la magnitud de su derrota.
El centro izquierda conquistó, en efecto, 19 de los 24 ayuntamientos de capitales, de provincia en juego, sobre el total de 189 municipios en los que se celebraron las elecciones, y otros dos ayuntamientos tendrán alcaldes de alianzas de izquierda. El Polo, en cambio, sólo tendrá dos alcaldes en estas capitales provinciales. Serán, además, para el centro izquierda 46. de las 54 presidencias de provincia en juego. En Bérgamo y Cuneo han sido elegidos, respectivamente, un presidente de la Liga Norte y otro ex democristiano gracias al apoyo de toda la oposición a Berlusconi. El centro derecha logra únicamente seis presidentes provinciales.
La confluencia de los votantes de la Liga Norte y Refundación Comunista con los del Partido Democrático de la Izquierda (PDS), aliado a la izquierda del Partido Popular Italiano (PPI) y a otros grupos menores como los ex democristianos de Mario Segni, ha llevado a un triunfo del centro izquierda incluso en las regiones del norte, como Lombardía o el Piamonte, en las que, en la primera vuelta, el Polo de la Libertad conquistó las presidencias regionales.
Ha ocurrido pues, todo lo contrario de lo que vaticinaba Berlusconi. El líder de Alianza Nacional, Gianfranco Fini, el más importante aliado de Forza Italia, atribuía anoche este resultado, "no satisfactorio", a la alta abstención. El pasado domingo votó sólo el 61% de los italianos frente al 80% que lo hizo en la primera vuelta.
Dirigentes del Centro Cristiano Democrático (CCD), como Francesco D'Onofrio o Pierferdinando Casini, fueron mucho más explícitos en sus valoraciones negativas: "Si esto sigue así perdemos las próximas elecciones", dijo Casini.
Berlusconi quitó importancia al resultado, diciendo que contribuirá a reducir la resistencia de la izquierda al adelanto de unas elecciones generales que está seguro de ganar, "porque no creo que los italianos quieran hacerse gobernar por comunistas".
Los referendos
El líder de FI y propietario del grupo empresarial Fininvest se muestra igualmente decidido a que se celebren los referendos del 11 de junio, en los que, se juega su supervivencia políltica y su futuro en los negocios. "Las propuestas [de negociación] que nos hacen [desde la izquierda] llevarían al cierre de la empresa, y, en ese caso, es mejor morir combatiendo", dijo. El CCD le había pedido que negociara este asunto.
Berlusconi prefirió no opinar, en cambio, sobre la reforma del sistema de pensiones que el Gobierno de Lamberto Dini acordó ayer con los sindicatos. Fini le ha pedido que negocie este tema. La reforma de Dini es menos ambiciosa que la que propuso Berlusconi en el Gobierno, y fue ayer rechazada por la Confindustria, la patronal italiana.Los sindicatos han aceptado que las pensiones se calculen capitalizando las contribuciones pagadas, en lugar de por los salarios cobrados. En cambio, el Gobierno ha aceptado un plazo de 10 años para reducir gradualmente las amplias posibilidades de jubilación anticipada que tienen los italianos. En cualquier caso, la lira sube ininterrumpidamente, desde que hace 15 días la negociación sobre las pensiones entró en la fase final y se registró la primera derrota de Berlusconi, que, por otra parte, ayer se negó a declarar ante un juez de Milán, que investiga un presunto fraude fiscal relacionado con la compra de la villa en la que viven su mujer y sus hijos.
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