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El Banco de España pretende mantener los tipos de interés hasta que se conozca la inflación de mayo

Jesús Mota

El Banco de España mantendrá casi con toda probabilidad los tipos de interés actuales hasta que sé conozca la evolución del índice de precios al consumo (IPC) en los meses de abril y mayo. La autoridad monetaria entiende y admite el análisis ofrecido por el Ministerio de Economía como explicación al pésimo indicador de precios de marzo, que considera la elevación como coyuntural y avanza una mejora en la evolución de los precios a partir de abril. El Banco de España no quiere iniciar demasiado pronto una línea ascendente de los tipos de interés que agote sus posibilidades correctoras; pero también es consciente de que se deben lanzar mensajes inequívocos y contundentes a los mercados para que entiendan sin ambigüedades que la autoridad monetaria actuará de forma implacable contra la inflación. Ese mensaje solamente es inteligible con subidas notables de tipos cada vez que el IPC se dispara.En las últimas semanas se han multiplicado algunas expectativas sobre subidas de tipos, alentadas por el mal IPC de marzo y por la también deficiente evolución de las magnitudes monetarias. Pero el timing del Banco de España es otro. Si la amenaza inflacionista se confirma en los meses de abril y mayo, la autoridad monetaria estaría obligada a subir los tipos de forma rápida y severa (mínimo, un punto).

Pero si la amenaza inflacionista no se concreta, como supone Economía, la intervención en forma de subida de tipos -para controlar la inflación y con carácter de advertencia a los agentes económicos- pierde urgencia. En ese caso, el Banco de España trasladaría probablemente a los meses de septiembre u octubre la revisión y el examen general de la situación de los precios, por si fuera necesario proponer alguna corrección.

Aumento de 1,5 puntos

Durante 1995, el Banco de España ha aumentado el tipo de intervención en 1,5 puntos y lo ha situado en el 8,5%. Estas subidas, provocada la más importante (un punto) por la última devaluación de la peseta, tienen un efecto negativo seguro sobre el proceso de recuperación de la economía española. Pero las versiones sobre ese efecto no coinciden. Los coyunturalistas de Economía aseguran que el efecto de freno es inapreciable, porque el encarecimiento del dinero no afecta todavía a las empresas. "Pero", admiten, "si él dinero continúa encareciéndose, los efectos pueden ser irreparables". Pero otras interpretaciones, en las -que coinciden economistas independientes y otros próximos al Partido Popular, avanzan una quiebra en la recuperación económica a finales de año y que pueden producir una desaceleración fuerte del crecimiento en 1996; quiebra producida por las decisiones ya tomadas (subidas de tipos para contrarrestar los efectos de la devaluación, aumentos de impuestos). El punto capital de esta tesis es que, para mantener la línea de recuperación, el presupuesto para 1996 debe ser radicalmente restrictivo. Tan restrictivo que el objetivo del Gobierno (déficit de las Administraciones Públicas en el 4,4% del PIB el año próximo) resultará claramente insuficiente y será necesario promover un plan presupuestario que reduzca el déficit citado al menos al 3%.

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