La policía brasileña investiga una red de prostitución que opera en ciudades españolas

Una densa nube de estaciones automáticas, 902 concretamente, está desplegándose por España para detectar la más mínima alteración de los niveles de radiactividad. Es la Red de Alerta Radiactiva (RAR) que la Dirección General de Protección Civil echa a andar a lo largo de este mes y pondrá a pleno rendimiento de aquí a finales de año. La red comenzó a tejerse en 1992 y ha costado 1.500 millones de pesetas. La gran preocupación ahora de Protección Civil son los gastos de mantenimiento, que ascienden a unos 200 millones anuales. Para cubrirlos quiere implicar al Consejo de Seguridad Nuclear.La Policía Federal brasileña está investigando un informe elaborado por diplomáticos brasileños acreditados en Barcelona, quienes denuncian la existencia de una banda que recluta en Brasil mujeres jóvenes para luego obligarlas a prostituirse en España. El grupo está integrado por ciudadanos brasileños y españoles y tiene ramificaciones en las localidades de Fortaleza y Recife, situadas en la costa nororiental de Brasil.

Según el informe, citado ayer sábado por el matutino carioca Jornal do Brasil, el grupo contrata a las mujeres bajo la promesa de que trabajarán como camareras en restaurantes europeos.

El documento cita declaraciones formuladas ante la policía de Barcelona por tres mujeres brasileñas de 191 25 y 26 años, cuyos nombres no se han dado a conocer. Estas jóvenes viajaron a España en diciembre pasado, contratadas como camareras por un ex futbolista que jugó en España, al que saben identificar apenas como Paulinho, según informó el periódico. Tras acordar detalles del viaje, el ex jugador les entregó 1.200 dólares (apenas 150.000 pesetas) como adelanto.

Al desembarcar en el aeropuerto de Barajas (Madrid), las mujeres entregaron el dinero a las personas que las estaban esperando. y luego las llevaron en coche a Valencia, donde viven dos hermanos del ex jugador. En esa ciudad, trabajaron en el club nocturno Lautrec, cuyo propietario, al que identifican como Ton¡, sería el jefe del grupo de reclutamiento, según dice el documento. En, ese establecimiento trabajaban también otras seis brasileñas.

Las tres mujeres contaron también a la policía española que se vieron obligadas a escapar del local, pues eran "maltratadas" por el propietario del mismo. Desde Valencia se trasladaron a Tarragona, donde ejercieron la prostitución en el hostal Montana.