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Una grieta en el hormigón

El acuerdo que cerró el conflicto de la autovía en 1992 originó las fisuras, que. hoy amenazan el Pacto de Ajuria Enea

Aunque a la vista de sus recatados discursos se diría que los políticos vascos y navarros enterraron ayer los conflictivos precedentes de la autovía vasco-navarra bajo los cientos de miles de toneladas de hormigón empleados, lo cierto es que la solución acordada hace tres años ha emergido en los últimos tiempos hasta situarse en el centro mismo de la soterrada actualidad vasca.

El PNV ilustra, de hecho, su giro táctico respecto al problema de la violencia terrorista invocando en términos benéficos aquel acuerdo suscrito entre la Diputación guipuzcoana Y la denominada coordinadora antiautovía Lurraldea, la órganización precedente del grupo mediador Elkarri que trata ahora de buscar el arreglo en el marco de la negociación política con ETA.

Los mismos actores han vuelto a reaparecer en un escenario político todavía por perfilar, pero los dirigentes de Herri Batasuna -que en su día celebraron con cava la modificación del trazado original de la autovía- y la propia ETA ya han advertido que el intento de trasladar miméticamente la solución de la autovía al "contencioso histórico" está condenada al fracaso. El acuerdo que la Diputación de Guipúzcoa aceptó en abril de 1992 contra sus propias, resoluciones y los criterios de los técnicos,- bajo la amenaza de un chantaje terrorista que se cobró cuatro vidas, significó para la coalición abertzale, y para ETA fundamentalmenteja prueba de la posibilidad de quebrar la voluntad institucional.

Un triunfo más bien simbólico, aleccionador, "pedagógico", según señalan en sus escritos, que demuestra que "la complementaridad de todas las luchas" puede hacer posible lo imposible. Sin recurrir, a expresiones tan alambicadas, algunos dirigentes de KAS enfatizan lo que todo el mundo admite en privado: que sin la amenaza expresa a los dirigentes políticos, a los técnicos y -empresarios comprometidos en la obra, los partidos que gobiernan la Diputación jamás habrían aceptado modificar el trazado original. Sobre todo, porque las propuestas planteadas por Lurraldea durante los siete años de conflicto fueron sistemáticamente rechazadas por los distintos, gabinetes técnicos consultados, al igual que sus alegaciones ante la Unión Europea.

El argumento ecologista que llevó a la movilización a muchos ciudadanos guipuzcoanos opuestos a la construcción de esa vía rápida entre Guipúzcoa y Navarra se reveló finalmente como una coartada, puesto que Lurraldea y H13 aceptaron en última instancia la construcción de la autovía y puesto que, si hay que creer a los expertos, el impacto medioambiental es superior con el cambio de trazado. Las apela ciones al pragmatismo -"conseguimos sacar adelante la autovía con unas pequeñas módificaciones del trazado, los políticos esta mos para encontrar soluciones"-, renovadas en estos días no sólo por el PNV sino también por el PSE-EE, socio de Gobierno en la Diputación de Guipúzcoa, obvian las consecuencias que el acuerdo provocó en la unidad del llamado "bloque demo crático". Puede decirse que la fisura abierta entonces en la unidad del Pacto de Ajuria Enea no ha sido restañada enteramente a lo largo de estos años y ha que dado otra vez a la vista.

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