Sheryl Crow niega ser una estrella prefabricada
La cantante, galardonada con tres premios Grammy, actuó anoche en Madrid
La cantante norteamericana Sheryl Crow, de 32 años, galardonada con tres premios de interpretación en la última ceremonia de los premios Grammy, actuó ayer por primera vez en una sala madrileña y presentó en un Concierto Básico de la Cadena 40 Principales las canciones de su triunfador álbum Tuesday night, musié Club. Esta noche actuará en Barcelona. Después de varios años de carrera, aprovecha ahora el tirón de sus recientes premios, aunque rechaza ser una estrella prefabricada. Crow dice que no es "una chica Grammy".
Podría haber sido la chica de un anuncio de dentífrico, un suavizante o una milagrosa crema nutritiva, pero era, Sheryl Crow, la cantante, pianista, guitarrista y compositora, que destapó internacionalmente la última edición de los célebres premios Grammy. La pelirroja Sheryl no es una recién llegada, ni una artista del pelotazo. Tiene una larga trayectoria curtida en clubes de la América profunda y como corista de los discos de artistas consagrados, como Bob Dylan, Michael Jackson, Joe Cocker, Rod Stewart, Don Henley y Stevie Wonder. La cantautora superventas dice tener más que olvidadas las anécdotas de infravaloración y algunos episodios de machismo y acoso sexual sucedidos en los años que esperó paciente su primer plano en el show business.
Las canciones de su álbum Tuesday night, music Club suenan relajantes y accesibles. Ella también parece ser así y rechaza la imagen de la superestrella del pop. "La categoría de superestrella que pueden proporcionarte unos premios como los Graminy no me ha cambiado, sigo siendo la chica de Kennett (Missouri)", dice Sheryl Crow. "Nunca he tenido demasiado dinero ni he sido demasiado materialista. Musicalmente quiero darme el lujo de hacer música para bandas sonoras, de películas y un nuevo disco que sea muy bueno".
Bandas sonoras
Ser compositora de bandas musicales para películas la hace pensar en un estilo muy concreto. "Me hubiera encantado intervenir en filmes deliciosos como Como agua para chocolate y Cinema Paradiso o tan fuertes y poderosas como Nikita", comenta.
Su música tiene inconfundibles y tradicionales raíces americanas. Ella reconoce algunas deudas de estilo: "Por supuesto, con la música de Memphis, Tennessee, el country, el rhythm and blues y el jazz". Parece, sin embargo, que Sheryl Crow ve sus canciones con un indudable fondo de imágenes. "Pretendo que mis canciones tengan el efecto cinematográfico de las buenas imágenes que gustan y entretienen", dice.
Sin ser beligerante, no deja de lado las causas humanitarias. Dice que va a usar su recién estrenada fama "para asuntos relacionados con la educación y las reservas indias". "Es posible que las cantantes Mary Chapin Carter, Toni Braxton y yo grabemos un disco para una asociación contra el cáncer de mama".
Los noventa han traído una radicalización feminista y una actitud combativa en la música, como las cantantes del denominado movimiento de Riot Girls (Chicas Furiosas). "Comparto con cantantes como Courtney Love o Polly Jean Harvey su actitud como líderes de un grupo que además cuenta buenas historias", admite Crow. "Por otro lado, no soy tan provocadora. Mi espíritu y mis ideas se acercan más a los años sesenta".
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