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El juez cita a 10 policías de Aranjuez por un caso de supuestos malos tratos

Jan Martínez Ahrens

A los hermanos Rafael y Moisés Perales Chozas, no pagar el agua de colonia les costó caro. La tarde del i4 de mayo de 1991 hurtaron unos pocos frascos en la droguería Aloha, de Aranjuez (39.000 habitantes). Tras este hecho, la Policía Local les detuvo irregularmente, el fiscal exigió para cada uno 12 años de cárcel. y el juez instructor les encerró preventivamente durante 13 meses. Ahora, cuatro años después de aquel hurto -como lo calificó finalmente la sentencia-, otro juez ha reabierto el caso y ha citado. para hoy a 10 policías de la comisaría de Aranjuez por su posible implicación en un caso de supuestos malos tratos.Durante su paso por las dependencias de la Policía Nacional, los detenidos -delincuentes habituales. sufrieron lesiones por todo el cuerpo que tardaron más de una semana en sanar -Rafael precisó hospitalización- Los agentes- sólo presentaron contusiones en las manos.

Las partes implicadas mantienen versiones. opuestas sobre el origen de las lesiones. La policía declaró en su día que fueron autoinfligidas. La acusación habla de malos tratos y los pone en relación con el hecho de que una de las dependientas de la droguería es hija de un policía nacional presente durante la detención.

La reapertura del caso se debe a la iniciativa de la titular del Juzgado de lo Penal número 20 de Madrid, Carmen Neira Vázquez. Esta magistrada, al recibir en 1992 el sumario y conocer que ambos detenidos llevaban 13 meses en prisión, ordenó su puesta en libertad. En su sentencia, además, absolvió a los acusados de los delitos de seis robo con intimidación años de cárcel-y atentado a los agentes a la autoridad -otros seis años- que les imputaba el fiscal y sólo les condenó a 29 días por hurto. Finalmente, ordenó que se investigase si de la acción de los agentes pudiera derivarse, delito"..

Los policías declararon que los detenidos se autolesionaron en la comisaría de Aranjuez

La reconstrucción de la juez Neira mantiene que los hermanos Perales Chozas, con numerosos antecedentes penales por robo, entraron a las 19.30 del 14 de mayo de 1991 en la droguería Aloha [donde trabajaba la hija de un policía], en la calle de Postas, llevándose varios productos sin pagar [cuya escasa cuantía no llegó a cifrarse].

Posteriormente, a las 22.15, la Policía Local de Aranjuez -desconocedora del hurto les detuvo porque despertaron las "sospechas" de un vecino cuando estaban frente a una farmacia de guardia. "Esta intervención de la Policía Local se produjo fuera de los supuesto de la ley, pues en modo alguno [los hermanos Chozas] realizaban, ni siquiera en sus momentos iniciales, infracción alguna", señala la sentencia.

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Tras esta detención irregular, los hermanos fueron conducidos por los agentes locales hasta la comisaría de la Policía Nacional, donde se instruían las diligencias por el hurto de los productos de droguería.

En este punto se recrudecen las divergencias entre el relato policial y los hechos probados judicialmente. Durante la instrucción del sumario, los agentes implicados declararon que los hermanos Perales Chozas, una vez en comisaría, adoptaron una postura violenta, en especial Rafael, quien, esposado, la emprendió a cabezazos contra las paredes, los armarios e incluso la puerta de cristal del despacho de inspección de guardia, al tiempo que "golpeaba a los funcionarios" que intentaban calmarlo y cachearlo.Hechos probados

La sentencia, en cambio, aclara en su apartado de hechos probados que en la comisaría, "como no había sido informado del motivo de su detención, Rafael Perales se opuso a ser cacheado, revolviéndose y dándose algunos cabezazos contra la pared; surgió entonces un forcejeo entre los detenidos y 10 policías". Los médicos, horas después, certificaron que Rafael sufría síndrome de abstinencia. A la mañana siguiente, cuando dos policías nacionales se disponían a sacar a los detenidos de los calabozos para que prestasen declaración, se desató "otro incidente similar al del día anterior", indica la sentencia.

En el hospital Penitenciario se le diagnosticó a Rafael Perales hematomas y rozaduras en la zona frontal derecha y lumbar, así como en omóplato, tórax, ingles, tobillo y rodillas. A causa de estas lesiones fue enviado al hospital Gregorio Marañón, donde necesitó siete días para recuperarse. Moisés sufrió contusiones diversas en la rodilla derecha y en la espalda. Tardó 10 días en sanar.

El parte médico de los policías ocupa menos espacio. Un agente acabó con una, contusión en el segundo dedo de la mano derecha y otro en el cuarto dedo. Lesiones que, por otra parte, la sentencia niega que puedan imputarse a los hermanos.A la vista de estos hechos, la juez Niera, en su fallo, tras absolver a los hermanos de la acusación fiscal de atentado y resistencia a la autoridad, decidió remitir el caso a un juzgado de guardia para que investigase si de "la actuación de los agentes de la autoridad pudiera derivarse la existencia de algún delito o falta". De esta exigencia ha nacido la citación judicial de los 10 policías, que deberán prestar testimonio hoy por la mañana en los juzgados de Aranjuez. Los hermanos Chozas también estarán presentes.Los hermanos Chozas, muy conocidos en Aranjuez, son delincuentes habituales. El día del hurto acababan de salir de la cárcel y hoy acudirán esposados al juzgado de Aranjuez, procedentes de los penales de Almería y Alicante. En su defensa actuará Endika Zulueta, abogado de la Asociación Contra la Tortura. El letrado mantiene que los policías maltrataron a los hermanos Chozas -cuyas andanzas eran conocidas en la comisaría- como escarmiento por robar en la droguería donde trabajaba la hija de un policía, a la que los detenidos -según pensaron entonces los agentes- habían insultado y amenazado con besar.La sentencia que motivó la reapertura del caso, sin embargo, niega que concurriese intimidación alguna durante el hurto. Por el contrario, la juez Niera declaró la nulidad de las diligencias policiales por ser fruto de una detención irregular, según Zulueta.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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