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"Volver a la India fue la manera de unir sentimientos y literatura", dice"Vikram Seth

El autor de la monumental novela 'Un buen partido' presenta su obra en Barcelona

La primera novela de Vikram Seth, The golden gate, estaba escrita en verso. Cualquiera pensaría que después de semejante osadía este, autor indio (Calcuta, 1942), que reconoce dominar mejor el inglés que el hindi a la hora de explicar una historia, se inclinaría por un texto breve y accesible con vistas a ganar lectores. No lo hizo. Un buen partido (Anagrama) tiene más de 1.300 páginas y narra una saga familiar en la India de los años cincuenta. Eso no le ha impedido ser traducido a varios idiomas. "Volver a mi país fue la manera de unir los sentimientos con la literatura" afirma.

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El placer de la lectura

A las dos de la tarde del martes 2 de mayo, Vikram Seth lleva apenas un par de horas en Barcelona y se cae de sueño. Viene de Francia, una escala más en el largo periplo promocional de Un buen partido. Su editor español, Jorge Herralde, le ha montado un almuerzo con quien esto firma y con su traductor, Damián Alou, que ha dedicado un año de su vida a verter al castellano esa larguísima saga familiar. El único consuelo del señor Alou es que el señor Seth consagró a esa novela ocho años que al principio tenían que ser cinco, luego estuvo a punto de convertirse en una trilogía y finalmente terminó como ese grueso volumen que, según dice el autor, "puede leerse o, si no interesa la trama, utilizarse como pesa".A pesar del tono cansado con que el señor Seth ha tomado asiento, pronto se le verá animarse con la comida y el vino. En ese momento, cansado tal vez de hablar de sí mismo, preguntará por Galdós y se interesará por la calidad de la traducción inglesa de La Regenta. Forzado a hablar de Un buen partido, no tendrá más remedio que reconocer la influencia en su obra de Alexander Pushkin: "Creo que es un autor perfecto y que además pertenece a un curioso modelo de escritor ruso: el creador tranquilo y sosegado que nada tiene que ver con la histeria de un Dostoievski, por ejemplo. Que me perdonen los fieles lectores de este autor, pero su literatura me parece de lo más involuntariamente humorístico que se haya escrito jamás. Todos sus personajes están al borde de un ataque de nervios. En la literatura inglesa sólo encuentras gente así en las novelas de las, hermanas Brönte. Pienso en Cumbres borrascosas, donde los personajes se pasan la vida intentando controlar los nervios a base de correr hacia el horizonte".

Vikram Seth, cansancio aparte, aparece como el prototipo del hombre tranquilo. Vivir en la India, asegura, le ayuda a mantener esa tranquilidad: "Volver a mi país fue la manera de unir los sentimientos con la literatura. Para escribir Un buen partido, además, era obligatorio regresar a la India después de tanto tiempo en Inglaterra y Estados Unidos, lugares donde estudié Económicas porque pensaba que estudiar literatura era la mejor manera de odiar la literatura. Pensaba entonces que la economía ayudaba a entender el mundo: luego vi que no es así". No se extraña Seth de que le comparen con Jane Austen, aunque asegura que no tiene tiempo para leer las críticas que se hacen de su obra: "Hay algo que me fascina en Austen. Se trata de esa manera de escribir como si no se contara nada especialmente relevante, como si se esperara que el lector fuera pasando las páginas y sólo al terminar la lectura del libro tuviera una visión panorámica de la historia que se le ha contado". Vikram Seth reconoce que no tiene mucho tiempo para leer a sus contemporáneos, pero asegura respetar a Kazuo Ishiguro o a Hanif Kureishi. No está por la experimentación literaria y defiende fervientemente la necesidad de que un libro tenga su exposición, su nudo y su desenlace.

"Una historia puede ser más que una historia, pero ha de tener forzosamente un argumento que conduzca a un final mínimamente sorprendente. La satisfacción del lector es como la del niño que ve por primera vez una película de Disney. Como el niño que aprieta el botón del vídeo para llegar a su secuencia favorita de Bambi, también el adulto puede releer fragmentos concretos de una novela que le ha gustado, pero no hay que quitarle el placer de la sorpresa en la primera lectura".

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