Destituido por corrupción el jefe del partido comunista en la capital china
Chen Xitong, máximo dirigente del Partido Comunista de China (PCCh) en Pekín, ha sido destituido por presunta malversación de fondos y corrupción y puesto bajo arresto domiciliario, informaron ayer fuentes oficiales. La caída en desgracia de Chen, que era alcalde de la capital cuando se reprimió la revuelta estudiantil de 1989, se interpreta como un nuevo episodio de la lucha por la sucesión de Deng Xiaoping.
La destitución se produjo el jueves, pero la agencia oficial de noticias Xinhua informó de la misma ayer. Fuentes policiales indicaron que el político se encuentra desde hace 24 horas bajo arresto domiciliario.La salida de Chen Xitong viene precedida por el reciente suicidio de Wang Baosen, vicealcalde de Pekín, acusado de delitos económicos. Wang se disparó el pasado 4 de abril un tiro en la cabeza en el condado de Huairou, en las afueras de la capital, para evitar una investigación por delitos económicos relacionados con la propiedad y encubrir, posiblemente, a otros implicados.
Pekín vive inmersa en una atmósfera de preocupación ante la epidemia de corrupción que afecta a las más altas esferas políticas, mientras se suceden los comentarios sobre los posibles "ajustes de cuentas" desencadenados por el presidente de la república y secretario general del PCCh, Jiang Zemin, que conseguiría así la perpetuación de la política reformista tras la desaparición del anciano máximo dirigente Deng Xiaoping, que se encuentra gravemente enfermo.
La agencia Xinhua comunicó ayer que el Comité Central del PCCh ha aceptado la dimisión del secretario del partido en Pekín, Chen Xitong, acusado de delitos de corrupción. Otras fuentes señalaron que Chen se encuentra en la actualidad bajo arresto domiciliario, con fuerzas de la policía apostadas en el exterior de la residencia.
Entre los detenidos por la policía figuran Li Qiyan, secretario personal de Chen; Li Min, antiguo funcionario de Seguridad de la capital; y Zou Beifáng y Zhou Guanwu, ambos pertenecientes al sector siderúrgico.
Algunos observadores extranjeros aseguran que la defenestración de Chen se enmarca en un intento de laminar toda oposición a la política reformista puesta en marcha por Deng y defendida por Jiang Zemin. Esta estrategia política pretende la sustitución de las camarillas que se resisten a la reforma por cuadros leales a las directrices presidenciales procedentes de Shanghai. Chen, según apuntan rumores difundidos en círculos diplomáticos, expresó claramente su desacuerdo con la política de Jiang ante el anciano líder Deng Xiaoping en el transcurso (le una reunión celebrada en 1994.
Represión de Tiananmen
Chen, de 65 años, conocido como el carnicero de Pekín por su línea dura en la represión (le las protestas estudiantiles de la plaza de Tiananmen, en 1989, fue ascendido en 1992 de su puesto de alcalde de la capital china a miembro del Politburó, máximo órgano de poder decisorio del país.
La destitución de personalidades relacionadas con la represión de las manifestaciones prodemocráticas de la primavera de 1989 parece perfilar la estrategia a seguir por Jiang para ganar popularidad en la capital del país.
Chen será reemplazado en su cargo, el más alto de la jerarquía de la capital, por Wei Jianxing, también miembro del Politburó y actual director de la comisión central del partido para la inspección disciplinaria, encargada de velar por la integridad del PCCh.
El caso Wang, que es el primer suicidio de que se tiene constancia tras los cientos que marcaron el final de la Revolución Cultural (1966-1976), y la dimisión de Chen Xitong, hablan por sí solos de la tensa situación por la que atraviesa estos días el país, en el umbral de lo que, se adivina, será una tormentosa etapa política y económica tras la muerte de Deng Xiaoping.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.