La mitad de las 6.000 cegueras anuales que causa la diabetes podría evitarse
Sólo el 50% de los enfermos diabéticos está diagnosticado
, Entre el 4% y el 6% de la población española sufre diabetes, y, sin embargo, sólo la mitad de los enfermos están diagnosticados. Eso significa que la enfermedad avanza y provoca efectos adversos que podrían evitarse. Por ejemplo, la diabetes es la responsable de la mitad de las cegueras que se producen en España. En 1993 esta enfermedad causó 6.000 nuevas cegueras, que, en la mitad de los casos, hubiera podido evitarse con un diagnóstico precoz y un adecuado control médico.El diagnóstico precoz, es, según han coincidido varios especialistas catalanes reunidos con motivo de la Semana de la Diabetes, la gran asignatura pendiente de la sanidad española respecto a la diabetes, una enfermedad crónica en la que el páncreas no produce insulina o la produce en cantidad insuficiente para controlar el nivel de azúcar en sangre. Si este nivel se mantiene más alto de lo normal provoca afecciones graves en la retina, en el riñón y en las las paredes vasculares, que se taponan y pueden dar lugar a accidentes cardiovasculares o a la amputación de las extremidades inferiores por falta de riego sanguíneo.
"A diferencia de la diabetes tipo I, que se presenta normalmente entre los 10 y los 20 años con un cuadro de síntomas habitualmente muy aparatoroso, la diabetes del tipo II, que afecta mayoritariamente a las personas de más de 50 años, a veces se presenta sin síntomas alarmantes", explica Gonçal Lloveras, presidente del Consejo Asesor sobre la diabetes en Cataluña. "Por eso es importante que las personas con antecedentes familiares o con importante sobrepeso se hagan mediciones regulares del azúcar en sangre
La relación entre obesidad y riesgo de diabetes está muy bien establecida en la literatura científica, aunque la investigación médica no haya podido explicar todavía completamente los mecanismos. "Está claro que las personas obesas desarrollan una mayor resistencia a la acción de la insulina; es decir, que la insulina resulta menos eficaz, lo que provoca una sobreproducción del páncreas y un círculo vicioso que puede terminar en una díabetes", explica Ramón Gomis, presidente de la Sociedad Catalana de Diabetes y jefe del servicio de endocrinología del Hospital -Clínico de Barcelona. En cualquier caso, lo que sí está claro, según Ramón Gomis, es que existe una predisposición genética a padecer la enfermedad y unos mecanismos desencadenantes, lo cual explica que no todos los diabéticos sean obesos.
"Si una persona tiene antecedentes familiares, de momento la única forma conocida de prevenir la diabetes es evitar el sobrepeso con una dieta equilibrada y la práctica de un ejercicio físico regular y moderado", indica Anna Sanmartí, jefe del servicio de endocrinología del hospital Germans Trias y Pujol de Badalona. Otro indicador de riesgo, en el caso de las mujeres, es haber alumbrado hijos de más de cuatro kilos de peso. "Algunas mujeres presentan una alteración pancreática prediabética que no ofrece síntomas y que incluso no aparece en la analítica, que provoca el sobrepeso del niño", añade la doctora Sanmartí.
En cualquier caso, en cuanto se alteran los niveles de azúcar en sangre es preciso someter al paciente a un riguroso control médico por parte de un endocrinólogo, cosa que no ocurre en la mitad de los casos de diabetes. Este control tiene por objetivo, según Gonçal Lloveras, reducir los niveles de azúcar. En los pacientes que todavía tienen alguna producción de insulina bastará un tratamiento oral y ejercicio físico para estimular la acción insulinica. En los casos en que ya no se produzca insulina endógena será necesario in tratamiento continuado de insulina inyectada.
La investigación médica, mientras tanto, trata de identificar los genes que pudieran estar implicados en la diabetes y desarrollar una terapia génica capaz de lograr que el organismo vuelva a producir insulina. Cuarenta especialistas europeos que trabajan en programas de terapia génica contra la diabetes se reunieron el viernes en Alicante. Bernat Soria, catedrático de Fisiología de la Universidad de Alicante, indicó que estas investigaciones están aún en una fase muy inicial, pero cree que en el plazo de unos años puedar dar ya los primeros resultados.
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