Detenidos los dos principales sospechosos de la bomba que reventó un edificio de Oklahoma
La detención de los principales sospechosos del atentado de Oklahoma puso ayer a las autoridades en la pista de una organización la extrema de la derecha norteamericana como la más probable responsable de la más sangrienta acción terrorista de la historia de Estados Unidos. Horas después de que los sospechosos fueran detenidos, la policía asaltó en el Estado de Michigan la granja donde se entrena esa organización en busca de pruebas más contundentes, aunque el Gobierno se resistía anoche todavía a ofrecer una versión oficial y definitiva sobre los autores del atentado.
El presidente Bill Clinton se felicitó por el rápido trabajo, de las autoridades policiales y de los equipos de investigación. Clinton anunció que el Gobierno pediría la pena de muerte contra los detenidos si se prueba su culpabilidad.Los dos individuos, cuya foto robot fue distribuida el jueves, se encuentran ya en poder de la policía. Uno de ellos, Timothy McVeigh fue detenido casualmente el mismo miércoles por la mañana, pocas horas después del atentado, cuando fue interceptado a unos 100 kilómetros de la ciudad de Oklahoma por conducir con exceso de velocidad. El otro, identificado como Terry Lynn Nichols, se entregó voluntariamente ayer poco después de la cinco de la tarde en la localidad de Herington, en el Estado de Kansas, donde permanecía anoche a la espera de una decisión sobre su destino.
Timothy McVeigh, de 27 años de edad, fue trasladado anoche mismo a la base aérea de Tinker (Oklahoma) después de haber sido interrogado en la vecina localidad de Perry. Cuando McVeigh, un joven alto, con el pelo rapado y de frías facciones, apareció brevemente en la calle en Perry, esposado y con el uniforme naranja de los presos federales, el público concentrado en ese lugar le gritó repetidamente "¡asesino!". McVeigh fue introducido en una camioneta y posteriormente trasladado en helicóptero hasta la base.
McVeigh es experto en técnicas de demolición, lo que hace pensar que fue él personalmente quien preparó la bomba que voló el miércoles el edificio del FBI en Oklahoma. En total 65 cadáveres han sido ya recogidos en ese lugar y más de un centenar de personas permanecen entre los escombros.
Tanto McVeigh como Lynn Nichols parecen estar vinculados a la organización Milicia de Michigan, un grupo de extrema derecha que dice defender por las armas la supremacía de la raza blanca. Ese grupo había amenezado anteriormente al Gobierno de Bill Clinton por su política en favor del control de las armas de fuego.
Medios de información locales dijeron que, junto con Lynn Nichols, se ha entregado también un hermano de éste, quien al parecer era el propietario de la granja asaltada ayer por la policía. La granja, que es utilizada como lugar de concentración y entrenamiento de la Milicia de Michigan, se encuentra en la ciudad de Decker, a unos 120 kilómetros al norte de Detroit. Algunos granjeros vecinos a ese lugar confirmaron que jóvenes con armas y de aspecto nazi se reunían allí con frecuencia.
El presidente Clinton, que viajará mañana a Oklahoma, dijo que la policía vigilaba ya, desde hacía tiempo los movimiento de ese grupo y que había evitado anteriormente algunas de sus acciones. El sheriff de Decker informó que no se habían producido detenciones durante el asalto a las instalaciones de la granja.
Confesión de culpa
Los responsables de la investigación dijeron que los detenidos están, por el momento, colaborando con la policía, aunque no precisaron si habían hecho una plena confesión de culpa. Oficialmente, sin embargo, ninguno de ellos ha sido todavía, inculpado en el atentado. Tampoco se ha informado si la acción pudo haber sido planeada sólo por ellos o con la participación de otros miembros de la Milicia de Michigan o de otras organizaciones de la extrema derecha.
Fuentes de la policía dijeron que los detenidos hasta ahora son de Michigan. Entre los datos facilitados sobre su comportamiento durante el interrogatorio, portavoces oficiales dijeron que pidieron permiso para hacer algunas llamadas de teléfono.
Ayer fue puesto en libertad un ciudadano norteamericano de origen jordano-palestino que fue obligado a regresar a Washington desde Londres para ser interrogado por la policía. Un portavoz del Departamento de Justicia informó que el retenido -identificado como Abdulá Hasan Ahmad- había colaborado en la investigación y "no existía ninguna razón para detenerlo". La pista islámica -la primera que se consideró- se ha desvanecido.
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