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Conde prepara la recusación del juez Garcia-Castellón

Mario Conde y sus abegados han llegado a la conclusión de que su mejor defensa jurídicas plantear la recusación del juez instructor del caso Banesto, Manuel García-Castellón, para obtener lo que ha sido su principal otjetivo: que el titular del juzgado número 3, Miguel Moreiras, se haga cargo del asunto.La iniciativa, que según fuentes jurídicas podría estar a punto de plasmarse, es el segundo ataque en regla a García-Castellón por parte de la defensa de Conde. Ya en su recurso de queja de 31 de diciembre de 1994 contra el auto de prisión incondicional de Conde el entonces letrado del e K banquero Antonio González Cuéllar, planteó un problema de "vulneración de las garantías procesales" en el que denunciaba una serie de razones que deteminaban la nulidad de las actuaciones y de la prisión.

Entre los citados motivos figuraba la pretendida falta de competencia de García-Casellón por el hecho de ser juez de apoyó al juzgado central de instrucción número 3. Los abogados argruían que el titular de ese juzgado, Moreiras, investigaba otros hechos conexos -las facturas falsas por valor de 44,8 millones de pesetas pagadas por Banesto a Publitax y los 600 millones abonados a Argentia Trust-, pero el punto central era la posible vulneración del derecho al juez ordinario predeterminado por la ley (artículo 24.2 de la Constitución Española). Pues bien, la sección segunda de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional, que aceptó el 30 de enero de 1995 la petición de libertad (imponiendo una fianza de 2.000 millones) rechazó las argumentaciones.Un problema, dos soluciones

El auto señaló que la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) había decidido designar en comisión de servicio a García-Castellón para colaborar conjuntamente con su titular en la actualización del mismo. El juez de apoyo debía ocuparse de los asuntos de nuevo ingreso. "Es obvio -decían los magistrados de la sección segunda- que el competente para conocer de la querella es el juez central de instrucción comisionado".

Conde, pues, tiene un problema y dos posibles soluciones. Su problema es García-Castellón. Es sencillo: el juez le envió a Alcalá-Meco y según indica la experiencia el ex banquero no puede meterle mano. Las dos soluciones: conseguir que el CGPJ no prorrogue por otros seis meses el mandato de García-Castellón, que vence el 25 de abril, y/o lograr que prospere una recusación. Sería aberrante que el CGPJ decida quitarse ahora de enmedio a García-Castellón simplemente porque lleva varias decenas de asuntos que serían abandonados a suerte por mera inundación de casos. Conde utilizará sus influencias. En todo caso, de prosperar cualquiera de las dos alternativas, el sumario Banesto pasará a Moreiras.

El titular del juzgado número 3 siempre ha querido el monopolio jurídico de los grandes casos económico, que se acumulan desde años en su despacho. También quiere Banesto. Por ello, hace un par de semanas, Moreiras vino a decir que García-Castellón lo había hecho muy bien... pero que su juzgado, está normalizado y ya no le necesita. También Moreiras, como el recurso de queja de Conde, planteó la posible inconstitucionalidad de algunas actuaciones si no las realiza el titular del juzgado.

El argumento de la recusación que ahora invocará Mario Conde es que la querella admitida a trámite por García-Castellón se ha basado en el informe Crillón, que ha sido pagado con fondos reservados, según la denuncia del ex director de la Guardia Civil, Luis Roldán. Se trata de una trampa procesal de poca monta: no existe la más mínima relación entre los datos del informe Crillón y la querella. Pero la recusación evidentemente no la puede resolver García-Castellón, sino Moreiras. Conde tiene la escenografía adecuada para actuar: declaración de Roldán ante el Supremo, decisión del CGPJ sobre la prórroga de García-Castellón, y el amor correspondido de Moreiras.

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