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Aznar advierte a Arafat que es mejor a paz incómoda que un buen conflicto

Yasir Arafat puso toda la carne en el asador para recibir en la presidencia de la Autoridad Nacional Palestina, en la ciudad de Gaza, al presidente del Partido Popular, José María Aznar. Fue un encuentro más que cordial. Los dos rebosaban satisfacción, aunque el español se mostró un poco desconcertado ante los besos de saludo y el amistoso entrelazamiento de manos con su anfitrión.

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Pero Aznar conseguía cerrar con equilibrio entre las posiciones israelí y palestina la visita de cuatro días que ha realizado al Estado de Israel. Arafat necesita reforzar su posición y las recepciones a personalidades, internacionales constituyen una buena vía.El líder palestino pidió la ayuda de España a su huésped y denunció que algunos envíos españoles de material de seguridad para la policía autónoma llevan semanas bloqueados sin justificación en las aduanas israelíes. Para terminar, formó ante su sede oficial tres pelotones de la guardia presidencial, la policía y los marinos guardacostas, armados con fusiles ametralladores.Al final de la reunión, celebrada en el despacho de Arafat en un edificio de dos plantas junto al Mediterráneo, los dos políticos explicaron juntos su encuentro. Arafat agradeció a España "su apoyo y colaboración" y aseguró que los palestinos quieren "seguir honrando los compromisos" contraídos en los acuerdos de paz.

"La paz es una opción estratégica, los palestinos necesitamos la paz", dijo, "pero el amor precisa de dos partes". Tanto durante la entrevista con el presidente del PP como en la comida que le ofreció más tarde, Arafat se quejó de que Israel bloquea el proceso de paz al posponer la fecha pactada para la celebración de las elecciones que permitirían legitimar con el apoyo popular la naciente Autoridad Nacional Palestina.

Aznar expresó su satisfacción por visitar "en su tierra" al presidente palestino, a quien calificó de "joven y ya viejo amigo", con el que se ha entrevistado ya en dos ocasiones en Madrid.

"Espero que se superen las dificultades y la paz se pueda culminar con seguridad para todos; democracia, estabilidad, respeto a los derechos humanos y posibilidades de prosperidad, y, por supuesto, respeto a los derechos del pueblo palestino", afirmó.

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En la comida oficial, a la que asistieron también el ministro de Justicia palestino, Freih Abu Meddein, y las esposas de los tres políticos, el presidente del PP alentó a su anfitrión para que "siga confirmando su voluntad de paz para el pueblo palestino y todo Oriente Medio, para que siga acudiendo a su cita. con la historia y, con la paz".

Los asistentes españoles al ágape se vieron sorprendidos por la franqueza del protocolo, al comprobar que era el titular de Justicia el que se levantaba a recoger los platos. En cambio, a media comida ya les era entregado un álbum repleto, de fotografías en color de la visita, incluido el comienzo del almuerzo.

Aznar subrayó también que el cumplimiento de los acuerdos por parte palestina y la persecución de los grupos radicales que intentan sabotear el proceso de paz con sus atentados "generará confianza interna y externa".

Frente a las acusaciones palestinas de incumplimiento de los acuerdos por parte israelí, consideré "preferible una paz algo incómoda que un conflicto imprevisible" entre ambas partes.

Coches blindados

La delegación del PP llegó por carretera al puesto limítrofe de Erez pasadas las diez de la mañana, procedente de Jerusalén.

En la zona de contacto entre israelíes y palestinos, plagada de militares, la caravana abandonó los automóviles israelíes para ocupar los facilitados por el Consulado General de España en Jerusalén y fue recibida por el ministro de Justicia palestino.

Un aparatoso despliegue de policías de diversos cuerpos palestinos acompañó el vehículo blindado del ilustre visitante, que fue situado, a su vez, entre otros dos coches preparados contra las explosiones.

Aznar tuvo oportunidad de ver la cola de varios kilómetros de camiones palestinos cargados de productos agrícolas y detenidos en la frontera, tras el cierre parcial ordenado por las autoridades israelíes como consecuencia de los últimos atentados con víctimas mortales.

La clausura de la frontera impide, además, el paso de miles de palestinos que tienen su puesto de trabajo en Israel y cuyos salarios constituye la principal fuente de ingresos de la Franja de Gaza. Ésta fue una de las quejas más amargas de Arafat ante el presidente del PP.

Entre la entrevista y la comida con las autoridades palestinas, Aznar visitó el hospital Shifa, el mayor de la ciudad, equipado en parte con material financiado por programas de cooperación españoles. Su esposa, Ana Botella, visitó una fundación dedicada a la atención de niños con síndrome de Down.

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