_
_
_
_

El "¡nunca más!" a Buchenwald, único punto común en la polémica sobre su liberación hace 50 años

La idea de transmitir a las generaciones futuras la memoria de lo ocurrido y que "¡nunca más!" se repita podría ser casi el único denominador común de las celebraciones del 500 aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Buchenwald. En el antiguo centro de detención se celebraron ayer diversos actos, en los que permanecía más o menos palpable la polémica sobre la represión política posterior a su liberación. En Buchenwald, donde murieron más de 50.000 personas asesinadas por los nazis, se agolparon judíos, gitanos, rusos y presos de hasta 51 nacionalidades.

Más información
Críticas a la benevolencia con los nazis

Gran número de presos políticos, con predominio de los comunistas, se ocupaban de la organización interna del campo. Congregar a esta variedad de personas desencadenó desde los días previos a la conmemoración la polémica, incrementada por el papel del campo en la posguerra. Por la mañana, en Weimar, en el teatro Nacional alemán, se celebró el acto oficial bajo el patrocinio del Estado federado de Turingia. Por la tarde, en el campo de Buchenwald, la voz cantante la llevaron los supervivientes y entre los 5.000 asistentes los comunistas marcaron la pauta.El escritor Jorge Semprún, ex ministro de Cultura español y antiguo interno de Buchenwald, donde pasó los 16 meses finales previos a la liberación, pronunció un discurso lleno de matices e intenciones. Semprún no se limitó al recurso emotivo, y de éxito seguro, de detenerse en la parte antifascista de la celebración, sino que se introdujo también en el difícil. terreno de lo ocurrido tras la liberación, cuándo Buchenwald se convirtió en un campo para la represión en manos de la dictadura prusiano-estalinista de la desaparecida República Democrática Alemana (RDA).

Semprún, el preso 44.904 de Buchenwald, alabó el papel de los comunistas y su resistencia en Bucheriwald- como legítimamente moral y políticamente positiva, -que debe incorporarse a la memoria histórica de la Alemania reunificada. El carácter autónomo del antifascismo de los comunistas de Buchenwald los convirtió en sospechosos a los ojos del grupo, de altos funcionarios de la RDA procedentes de Moscú. Al final de la guerra, muchos de los comunistas que sufrieron en Buchenwald se convirtieron en víctimas de los procesos estalinistas, como reflejó con patéticos ejemplos Semprún.

El gran rabino de Israel, Meir Lau, liberado en Buchenwald cuando tenía ocho años, conmovió al auditorio en Weimar, hasta tal punto, que la intérprete que traducía sus palabras al alemán a duras penas podía contener los sollozos.

Lau relató cómo en el momento de la liberación le dijo al oficial norteamericano que él era más viejo, porque, aunque sólo tenía ocho años, no era capaz de llorar. Luego contó cómo le mostraron a la población de Weimar y al mismo tiempo los oficiales preguntaban a los alemanes allí congregados. "¿Este niño era un peligro para el nazismo?".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El rabino se felicitó por la existencia del Estado de Israel y se preguntó qué habría sido de los judíos en la II Guerra Mundial si hubiesen dispuesto entonces de un Estado para. acogerlos y protegerlos. En tono emotivo concluyó Lau que no estaba allí en Weimar para perdonar: "No he venido a perdonar. No tengo autoridad para ello. No puedo hacerlo. No tengo mandato para ello", y apeló a no olvidar, para que no se repita el holocausto en algún lugar.

Derrota o liberación

El presidente de Turingia, el democristiano Bernhard Vogel (CDU), se refirió ala de la liberación con relación a Buchenwald, aunque no quedó del todo claro si hace extensivo esté concepto al próximo 8 de mayo, día de la capitulación alemana en la II Guerra Mundial.

En tomo a este día se ha encendido en Alemania la polémica, desencadenada ahora por políticos de diversos colores, también hay socialdemócratas destacados entre ellos, que consideran que. ese día no se puede festejar como una liberación, por tratarse del día en que comenzó el terror y la deportación para millones de alemanes como consecuencia de la derrota.

Vogel se pronunció a favor de asumir el pasado, pero negó que se trate de una culpa colectiva de los alemanes: "No hay una culpa colectiva de quienes nacieron después -dos tercios de los alemanes vivos no habían nacido en 1945-, pero ante los crímenes de los nazis procede lo que el primer presidente de la República Federal de Alemania, Theordor Heuss, llamó 'vergüenza colectiva".

Por la tarde, en el mismo campo de Buchenwald, Vogel se convirtió en testigo inevitable de la acusación que lanzaron portavoces de los supervivientes, que contradiciendo sus tesis de la mañana culparon a la inmensa mayoría del apararto estatal alemán de haberse entregado al nazismo y a la actual República de Bonn de haber dado acogida a los antiguos nazis, hasta facilitarles el acceso a los puestos de máxima responsabiliad del país.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_