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Reportaje:

Las cuatro batallas del PSOE

Los ayuntamientos de Barcelona y Sevilla y las comunidades de Madrid y Valencia, claves para salvar la imagen

Los socialistas concentran sus esfuerzos para gobernar en cuatro demarcaciones simbólicas, los ayuntamientos de Barcelona y Sevilla y las comunidades de Madrid y Valencia, tras las elecciones de mayo y así detener la imagen de derrumbe electoral que pronostica la oposición.

El PSOE gobierna en tres de estas demarcaciones y es la lista más votada en la otra, el Ayuntamiento de Sevilla. Con los sondeos actuales, las cuatro están en el aire. En todo caso, los socialistas necesitarán la colaboración de Izquierda Unida, según las encuestas que manejan en Ferraz.

Altos dirigentes del PSOE y el PP admiten que la complejidad de unas elecciones municipales y autonómicas permite a cada fuerza política extraer las conclusiones más favorables: los anteriores comicios de referencia, el porcentaje de votos nacionales o el número y calidad de las alcaldías y presidencias autonómicas conseguidas son algunas de las posibilidades.

En las actuales horas bajas, el objetivo de los socialistas consiste en retener la mayor cantidad posible de su actual poder municipal y autonómico, incluyendo algunas guindas que impidan al PP hablar de una hecatombe. "Gobernando en la mitad sur de España

[piensan en una victoria en Extremadura y Castilla-La Mancha] y en dos grandes metrópolis, nadie puede acusarte de debacle", apunta uno de los dirigentes socialistas que más tiempo dedica a la campaña electoral.

Mariano Rajoy, responsable de la campaña del PP, da la vuelta al argumento: "Si el PSOE es desalojado de las siete grandes ciudades españolas, se añadirá una razón más para pedir la dimisión de Felipe González. Un desastre electoral del PSOE abrirá además una crisis interna que se unirá a las muchas externas que ya tienen".

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Un mapa muy complicado

El Ayuntamiento de Barcelona es una de las plazas donde Ia confrontación parece más reñida. Pasqual Maragall, actual al calde, es el gran activo que explotarán los hombres del puño y la rosa. "El prestigio personal de Maragall y su gestión municipal son un capital inestimable", afirma un alto dirigente del PSC-PSOE. Frente a él tendrá un contrincante de lujo: Miquel Roca (CiU). Los cerebros socia listas estiman que Maragall cuenta con un perfil más barcelonés y Roca con más proyección nacional. En los próximos comicios, ello favorece al primero. "Barcelona no es un instrumento, es una pasión", comenta Maragall. Tanto socialistas como populares coinciden en este caso en algo: la campaña electoral de cidirá muchas voluntades y, finalmente, tendrá más peso el factor ciudadano que las trifulcas nacionales.

Los partidos ya se preparan para el día después del 28-M porque prevén un mapa muy complicado. Maragall será alcalde si es el candidato más votado y la suma de sus concejales más los de Iniciativa per Cataluña le dan la mayoría. Incluso influyentes dirigentes del PSC no descartan una abstención activa de Esquerra Republicana de Catalunya si finalmente consigue presencia en el Ayuntamiento.

La situación se les complica si el más votado es Roca. En ese caso, es previsible un acuerdo de CiU con el Partido Popular, una fuerza a la que todas las encuestas otorgan un significativo ascenso. En este caso, Pujol apoyaría a González en el conjunto de España y Roca sería apoyado por Aznar en Barcelona. Una prueba del seny del nacionalismo catalán. ¿Y una gran coalición PSC-CiU? "Alguien tendría que convencer a Roca de que dejara la alcaldía a Maragall", indican en el PSC.

En Sevilla se multiplican las posibilidades de alianzas. Soledad Becerril, la mujer fuerte del PP, ya percibe indicios de cambio de pareja cuando ni siquiera ha comenzado la campaña: "Veo una clara aproximación entre el candidato del PSOE, José Rodríguez de la Borbolla, y el andalucista, Alejandro Rojas-Marcos

[actual alcalde], como si su único objetivo fuera evitar que gobernara el PP".

No sería la primera vez que esto sucede. El primer alcalde democrático de Sevilla fue el andalucista Luis Uruñuela gracias a los pactos de izquierda de 1979. A continuación, Sevilla tuvo alcalde del PSOE durante dos legislaturas para volver a manos del andalucista Rojas-Marcos tras las elecciones de 1991, esta vez apoyado por el PP. Una reedición de aquellos pactos de 1979, con Izquierda Unida incluida, no es descartada en principio por nadie.

Curiosamente, Sevilla siempre ha sido una plaza difícil para el PSOE. Un mapa político muy fragmentado entre cuatro partidos políticos ha convertido a los andalucistas en una bisagra privilegiada con capacidad de pacto con unos u otros para conseguir la alcaldía.

Los dirigentes del PSOE han intentado ahora borrar los errores de las pasadas elecciones, en las que eligieron deprisa y corriendo a Luis Yáñez. "En esta ocasión, Rodríguez de la Borbolla ha sido elegido con mucha antelación", afirma un influyente hombre del PSOE, "y, además, su identificación con la ciudad es muy grande

En las filas populares piensan, sin embargo, que aún queda mucho por hablar. Y Soledad Becerril está segura de ser la candidata más votada. En la Comunidad de Madrid, sin embargo, la aritmética es mucho más sencilla. El socialista Joaquín Leguina cuenta con la ayuda de Izquierda Unida para seguir siendo presidente. Pero, además, necesita que, Alberto. Ruiz Gallardón (PP) no obtenga la mayoría absoluta. El propio Leguina piensa que la simple posibilidad de una mayoría absoluta del PP en una comunidad con una estructura sociológica y política de izquierdas como la madrileña muestra la debilidad de la opción socialista. "Estamos bajo mínimos admite. Sin embargo, confía en la participación electoral para conseguir su objetivo. "Con una participación alta, por ejemplo del 67%, es imposible que el PP obtenga mayoría absoluta", afirma.

Poder que administrar

Para el socialismo español es importante conservar algún elemento de poder en Madrid. Sus estrategas apuestan por retener la Comunidad antes que por reconquistar el Ayuntamiento. La buena imagen de Leguina, pese a su prolongada estancia en el poder, y logros de gestión en apartados como el transporte público son las bazas a amplificar por el PSOE.

Las encuestas son la otra cara de la moneda. Los propios socialistas reconocen incluso la buena imagen de Alberto Ruiz Gallardón. Y en el PP se muestran orgullosos del aumento de implantación de su partido en el cinturón industrial. Además, recuerdan que ya en las últimas elecciones europeas consiguieron el 51% de los sufragios. El candidato de la oposición tiene también razones personales para desear la victoria. Su carrera política no ha hecho más que empezar.

La de Joan Lerma se mantiene estable, por el contrario, desde hace años. Él es uno de los dirigentes autonómicos socialistas más sólidos. Valencia es la segunda comunidad en población, tras Madrid, de las que pasan por las urnas el 28 de mayo. Además, tiene perfiles de nacionalidad y tradición de izquierdas. Sin embargo, el deterioro electoral del PSOE ha sido manifiesto. Por el momento, ni siquiera la suma PSOE-IU es la opción mayoritaria. Sin embargo, los socialistas consideran flojo, desconocido y vinculado a operaciones poco claras a Zaplana, candidato del PP. Mariano Rajoy, por el contrario, atribuye esta situación a una fuerte campaña del PSOE" y se muestra seguro de su victoria: "En los ayuntamientos que hemos gobernado lo hemos hecho bien", insiste.

En esta ocasión, los factores nacionales se están imponiendo, por ahora, a los meramente municipales y autonómicos. Los grandes partidos piensan en la lectura general del 29 de mayo. Pero los estados mayores de los partidos van incluso más allá y opinan que, a diferencia de las europeas, las elecciones municipales y autonómicas proporcionan poder. Una fuerza capaz de ser utilizada un poco más adelante, cuando llegue el turno de las elecciones generales.

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