El escultor, el perro azul y las sevillanas

La sólida composición escultórica del checo Jiri Kilian, la humanística del sueco Mats Ek y el desparpajo populista del catalán Ramón Oller hacían una rara ensalada de primavera. El programa no era atinado en su composición de regisseur, desoyendo los órdenes convencionales del equilibrio, el tono coréutico y el balance musical. Esas cosas de la tradición teatral no parecen interesar en la jefatura de la agrupación titular española.Return to the strange land es un delicado trabajo que ha sufrido una relajación imperdonable. Es lo que pasa con los repertorios particulares, cuando su sostenimiento no es de rigor. Return... fue mediocremente bailado por Emmanuelle Broncin, impresentable en mallas por su peso y volumen, tosca en su técnica, que aunque fuerte resulta de una bastedad chocante, en contrasté con Eva López Crevillén, estilizada y muy metida en su lírico menester.

Niños viejos es una excelente obra menor de Ek que desborda ternura y crueldad infantil a la vez. El perro azul de Fabre -lo mejor, con diferencia- dan deseos de llevárselo a casa para curarle las patitas heridas, y la atmósfera onírica y llena de símbolos cerrados (es un diálogo casi privado del coreógrafo con su madre) se hace universal a través de una escala humana. Todo lo contrario ocurre con el estreno mundial de Oller, Diwano, que, tratando de acercarse al espectador por la vía de lo popular, se aleja, se hace pesada, que no sofisticada. Era embarazante, con algún que otro chispazo del innegable talento de su autor, como en las evoluciones de conjunto al son de las sevillanas corraleras de Lebrija. Quizá sobran bailarines y falta aire. Diwano quiere ser un alegato contra los atavismos, pero no lo es ni en su dramaturgia, tan confusa y abigarrada. Yolco Taira, con tantos kilogramos de más como incómodos volantes, frustró la parte protagonista; ella estuvo absolutamente deficitaria en su interpretación, no así Mar Baudesson, Ricardo Franco y Thomas Klein, que sí dieron la talla aun estando a medias de entender el estilo. Era un elenco descompensado, caótico, donde el esfuerzo de integración formal quedaba por debajo de la intención de Oller, a quien esta vez no le han ayudado nada trajes y luces.