Ahora, Burundi
DESPUÉS DE Ruanda, Burundi. En Bujumbura y en otras localidades de este país han empezado las matanzas raciales. Los extranjeros se apresuran a retornar a sus países y largas filas de personas se dirigen a pie, en medio de la miseria más desastrosa, hacia fronteras cercanas en busca de refugio. Es difícil saber cuál ha sido el detonante del conflicto ahora. Si Burundi es uno de los países más pequeños de África, es a la vez el que ha conocido un mayor número de revueltas, golpes de Estado, matanzas entre sus habitantes, asesinatos de sus dirigentes... Todo indica que estamos en el comienzo de un nuevo enfrentamiento entre las dos etnias, hutus y tutsis.Desde las elecciones de 1993 hay una mayoría hutu en el Gobierno, lo cual significa cierta novedad en un país en el que tradicionalmente la minoría tutsi ha sido la etnia dominante. Al mismo tiempo, los tutsis dominan por completo en el Ejército, lo cual puede ser un estímulo para intentos de golpes de Estado. En todo caso, si en la capital, Bujumbura, se había de matanzas provocadas por extremistas hutus, lo más probable es que esté en marcha un plan de los tutsis para provocar, con actos de violencia y sembrando el pánico entre la población hutu, una ola migratoria que permita modificar la composición étnica de la capital, dando a los tutsis la posibilidad de hacerse con la mayoría en esa ciudad, en la que reside el Gobierno y todos los órganos dirigentes.
El resultado de víctimas de las matanzas es aún impreciso, pero en las diversas fronteras, Zaire y Tanzania, se dan cifras de decenas de miles de refugiados que las han transitado, o se agolpan en sus cercanías, para escapar de un recrudecimiento de los actos de violencia que se están extendiendo.
Varios ministros franceses han hablado de la conveniencia de una intervención internacional para evitar que se repita algo semejante a la terrible matanza de Ruanda. El ministro de Exteriores, Alain Juppé, ha pedido la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU. La experiencia de lo ocurrido en Ruanda, el país más cercano y más parecido a Burundi, debería. ser una advertencia para evitar que vuelvan a tomarse -tarde y mal- decisiones de enviar fuerzas militares sin haber delimitado claramente los objetivos y los métodos que se van a emplear. Una medida preventiva urgente es la ayuda humanitaria a poblaciones que pierden su hogar, en la que la ONU puede colaborar con las organizaciones no gubernamentales con experiencia acreditada.
Pero frente al enfrentamiento. de diversas etnias, y de sus posiciones respectivas en el Gobierno y en el sistema militar, lo prioritario ahora es una labor de gestión política que pueden realizar con más eficacia países como Francia o Bélgica, que, por su pasado colonial, conocen bien las capas gobernantes en Burundi y están en mejores condiciones de presionarlas para evitar que se desencadenen matanzas o choques a militares.
Hay que evitar en todo caso llegar de nuevo a un punto de no retorno en Burundi en que la ayuda humanitaria y la intervención de la ONU acabe llegando cuando los ríos de sangre ya han corrido y las matanzas han creado tal clima de odio que las tropas extranjeras se encuentren ante una misión imposible.
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