Un instituto de Barcelona consigue apasionar a sus alumnos por la investigación científica
Pasan horas y horas en el laboratorio observando y anotando conclusiones sobre la influencia de los campos electromagnéticos en el crecimiento de las plantas. Se llaman Isabel Ledesma y Susana Sánchez, y no son biólogas, ni físicas. Ni siquiera preparan su tesis doctoral. Sólo tienen 17 años y están en COU. Pertenecen a uno de los tres equipos del instituto Baldiri Guilera de El Prat de Llobregat (Barcelona) que este ano aspiran a repetir premio en el VIII Congreso de Jóvenes Investigadores que convoca cada año el Ministerio de Educación y Ciencia.Trabajo voluntario
"Nos escapamos siempre que podemos; los recreos los pasamos aquí en el laboratorio, y' también venirnos al acabar las clases", relata Susana mientras contempla con fruición una escuálida lenteja plantada en un tarro de cristal, de esos que se usan para. envasar yogur. Su equipo pretende demostrar los efectos positivos de los campos electromagnéticos en el crecimiento de las plantas, en concreto de las lentejas y del maíz. "Hemos comprobado que las semillas sometidas dos horas a la influencia electromagnética crecen más que las que han estado sólo una hora", explica Isabel.
Además de Isabel y Susana, una treintena de alumnos del instituto trabajan desde hace meses, y voluntariamente, en los tres proyectos que optan a galardón. Los jóvenes -de 3º de BUP y de COU- se han volcado en sus experimentos, espoleados en gran parte por el éxito que obtuvo el pasado año un grupo del Baldiri Guilera al conseguir un primer premio en el citado certamen, precisamente por un trabajo sobre contaminación electromagnética.
El Prat de Llobregat, localidad de 65.000 vecinos del cinturón industrial de Barcelona, está habitada principalmente por familias trabajadoras, pero tiene un grave problema: la droga y la delincuencia, concentrada en una zona de uno de sus barrios -el de Sant Cosme-, muy cercana al Baldiri Guilera. El otro obstáculo con que topan los estudiantes es la falta de medios. Y es que los experimentos en los que se han embarcado no son ninguna broma. A menudo, precisan útiles muy complejos.
Pero ni la escasez de recursos ni la proximidad de la marginación amilanan a los alumnos. Aparte de la mencionada investigación sobre campos electromagnéticos, los objetos de estudio de los otros dos grupos que se presentan al concurso del MEC son el comportamiento de las marismas del delta del río Llobregat y las teorías del físico francés Yves Rocard sobre la radiestesia (sensibilidad para captar ciertas radiaciones usada por los zahoríes).
La observación de la flora y la fauna de las marismas del delta del Llobregat -muy próximo a El Prat- es uno de los estudios que los jóvenes aspirantes a sabio se han tomado con más interés. Para ello, no tienen que moverse del patio del Baldiri Guilera donde, desde hace un par de años, una gran balsa en la que han reproducido la vegetación de las marismas les sirve de banco de pruebas. "Le llamamos el ecosistema ", cuenta Llorente, "y lo cierto es que da mucho juego; no sólo a los alumnos que trabajan en programas de investigación, sino a todos en general. Los hay que observan el crecimiento de las plantas, la floración; otros estudian los pájaros y su nidificación...".
El ecosistema
José Manuel Blanco, de COU, es uno de los alumnos que está en el equipo que estudia el ecosistema. José Manuel quiere ser biólogo y no ha podido empezar con mejor pie. Muy solemne, describe el trabajo de su grupo: "Tomamos muestras en la charca: del agua, de las plantas... y luego las analizamos en el laboratorio. Miramos, por ejemplo, la salinidad, la dureza, la alcalinidad y el oxigeno del agua. Introducimos los datos en el ordenador. Nuestra idea es comparar las conclusiones con las de estudios ya existentes sobre otras marismas mediterráneas, como las del delta del Ebro o las del Empordá, en Girona".
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