El Ejército británico deja de patrullar Belfast después de 25 años en la ciudad
Las patrullas diurnas habían desaparecido el mes de enero. Ahora, el Gobierno británico ha dado un paso más en la pausada desmilitarización del Ulster al ordenar ayer la supresión de las patrullas nocturnas de las calles de Belfast. Los soldados del Reino Unido, con sus uniformes de camuflaje y sus amenazadores fusiles, dejarán de formar parte del paisaje de la capital de Irlanda del Norte, especialmente de la zona oeste de la ciudad, cuna del movimiento republicano católico, después de más de 25 años.
Apenas dos días después de que la prensa británica difundiera la imagen de los 400 soldados del regimiento número 25 de la Real Artillería abandonando el Ulster, Downing Street ha dado otra prueba de distensión. Cierto que en Irlanda del Norte hay todavía 18.000 soldados británicos, parte de los cuales seguirán patrullando los sectores duros del South Armagh y Tyrone, en la frontera con la República de Irlanda, pero una amplia zona de la región, incluidas algunas de las principales ciudades, como Londonderry y ahora Belfast, carecen ya de la especial protección del Ejército.La desaparición de los soldados de las calles de Belfast a lo largo de las 24 horas del día provocó ayer las habituales reacciones: de satisfacción en la mayoría de los partidos, especialmente en el caso del Sinn Fein, y de repulsa en las filas del partido del reverendo Ian Paisley.
La decisión, que esta madrugada era ya efectiva, es una prueba en cierto modo de una tácita aceptación por parte británica de las exigencias del Sinn Fein. El partido político que representa al IRA considera que la desmilitarización de la provincia debe abordarse cuando menos simultáneamente a la del desarme de los provisionales.
Guerra semántica
Pero la equiparación de los términos "decomisión" referida a las armas del IRA, y "desmilitarización", referida al Ejército británico, a la policía de Irlanda del Norte (Royal Ulster Constabulary), y a los paramilitares pro Unionistas es algo que provoca espasmos de indignación en Downing Street. "No podemos aceptar que se coloque al mismo nivel de equivalencia moral al Ejército británico y a los terroristas paramilitares", precisaba el jueves un comunicado oficial.
El más decidido intento por romper el bloqueo provocado por esta nueva batalla dialéctica partió ayer del primer ministro irlandés, John Bruton, quien en una nueva reunión del Foro por la Paz y la Reconciliación, en Dublín, insistió en que ambas partes deben hacer un esfuerzo para reanudar el diálogo.
El Sinn Fein ha mantenido en las últimas dos semanas una dura batalla dialéctica con Downing Street en tomo a las condiciones exigidas por uno y otro lado para que, por primera vez, cargos ministeriales británicos compartan una mesa de negociación con el Sinn Fein. Algo que, casi por sorpresa, consiguieron ya el pasado miércoles los representantes de los paramilitares protestantes.
Según el Gobierno británico, los paramilitares han cumplido ya las exigencias, relativas a la entrega de armas, planteadas por Londres, cosa que, asegura, no ha hecho el Sinn Fein.
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