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Crítica:DANZA PERFUMES DE TANGO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Filosofía de la frotación

Ya en octubre pasado vino al teatro Apolo de Madrid un espectáculo de tangos, y tuvo éxito. Ahora llega uno nuevo, de más solera en su baile y con menos concesiones. El tango gusta siempre, evoca, se disfruta: es una danza llena de versos comunes, y si está bien hecho, como aquí, de emociones.Abrió cartel La cumparsita, dando luz a un tango coreográfico donde casi nada queda del ancestro arrabalero y evocador, ni tampoco del que aún conmueve en una esquina de San Telmo, esperpéntico, reclamando monedas. En Perfumes de tango se ven viñetas de alta precisión, a veces tocando la revista, pero sin chocar, con un sentido, espacial y de acentos cercanos a la danza moderna, de gran eficacia. No hay demasiado calor, pero,el tango, como tal, no lo lleva en la enjundia de su estética. La filosofía de café preve esa distancia castigadora, ese retozo en abrazo prieto que debe culminar al cierre del primer bandoneón. Los bailarines son, sencillamente, brillantes; rápidos, arriesgando siempre, muy musicales, y están arropados por excelente música y mejores trajes de Renata Schussheim.

Compañía Tango x 2

Perfumes de tango: coreografía y dirección: Miguel Ángel Zotto y Milena Plebs; vestuario: Renata Schussheim; luces: Oscar Gaitán. Cantante: Roxana Fontán. Dirección musical: Daniel Binelli. Teatro Albéniz, Madrid. 22 de marzo.

Parafraseando ese lugar común de que "la vida se parece al cine" puede decirse que el tango se parece mucho al bregar en pareja: un tira y afloja constante. Perfumes de tango depara sorpresas: una entrada entre dos hombres (desde el público: estupor y rumores) que enseguida se convierte en pas de trois: ella llega desafiante y pone orden, es decir, se coloca en medio, dando lugar a una sugerente danza a tres que deviene pas de deux: ella de nuevo, domina y elige. También hay un número con las bailarinas en travestí (como hacía Carmen Amaya en su flamenco) que es también tradición sureña; y la milonga, que puede ser valseada.

La coreografía entra en raras variantes virtuosas, algunas sacadas de antaño y de un largo patrimonio estilístico, como El cencerro, que se baila del revés, dándose la espalda los intérpretes o el tango yankee, más acrobático y popularizado por los musicales de cine de los años cuarenta donde hay algo de ironía y exceso, aunque en realidad los únicos exceso lamentables que sufrieron los espectadores fueron el humo, un efecto capaz de vulgarizar cualquier atmósfera, y alguna que otra letra, como la de Tormenta, de. Discépolo.

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